Hay más cheques rechazados, se postergan obligaciones y crece la oferta de venta de fracciones de campos. Varios factores hacen que el bolsillo de los productores esté seco.
La presidenta Cristina Kirchner se está despidiendo del Gobierno con los productores en terapia intensiva y no «de pie», como afirmó recientemente el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela.
Cadena de pagos cortada en muchas regiones, sobre todo en las zonas más alejadas de la pampa húmeda; compromisos comerciales y financieros que se postergan; incremento de los cheques rechazados, o fracciones de campos que se ofrecen a la venta para hacerse de efectivo son señales inconfundibles de que, lejos de estar de pie, miles de productores están más cerca de un coma profundo.
La situación es contrastante. Pese a una cosecha récord en soja, el combo de caída de precios, retenciones, presión impositiva, altos costos de producción, fletes (en el NOA se llevan más del 70% del precio en maíz), atraso cambiario y trabas a la exportación en maíz y trigo que deprimen los valores hace que el bolsillo de los productores esté seco.
«Muchos productores están pidiendo refinanciar las deudas en los bancos y en las agroquímicas o directamente están dejando de pagar y tratando de arreglar para el año que viene lo que deben», graficó Lucas Norris, director de Siner, distribuidora de insumos en Salta. «La cantidad de cheques rebotados creció exponencialmente comparada con la última campaña. Todos los días nos reportan nuevos casos», añadió.
Este distribuidor alertó sobre un hecho que antes no se veía en magnitud: productores que quieren desprenderse del campo. «En Las Lajitas [la zona agrícola por excelencia] hay muchos campos en venta, pero el tema es que no hay plata en el sector para que otros los compren y alivien la situación», dijo.
Martín Nocelli integra la cámara de distribuidores de agroquímicos y semillas de Córdoba. Su diagnóstico es que la situación en la pampa húmeda, en la principal región productora, empeoró respecto del año pasado. «Hay un porcentaje más alto de productores con dificultades para cancelar sus deudas en tiempo y forma. Hay cheques de vuelta y hay casos donde los productores contratistas [que siembran arrendando tierras] están planteando alguna refinanciación», señaló Nocelli.
«Vamos a empezar a ver una venta de superficies chicas porque a muchos ya no les cierra la renta», añadió.
Esto último ya se está haciendo más evidente, según advierten en inmobiliarias rurales. «Estoy notando un incremento en la oferta de campos de pequeña escala, por debajo de las 200 hectáreas, en la zona pampeana. Las razones de la venta principalmente obedecen a que el ingreso actual, sea por arrendamiento o explotación propia, no cubre las necesidades de vida, más aún si hay más de un propietario que depende de ese ingreso», contó Juan José Madero, director de la división campos de L.J. Ramos Brokers Inmobiliarios.
Iván Malianni, operador comercial en el sudoeste bonaerense, agregó que en algunos casos hay productores «hipotecando campos para cumplir los compromisos contraídos en la anterior campaña»,
Además, alertó sobre situaciones donde se desprenden de tractores grandes para quedarse con equipos más chicos y lograr un poco de efectivo por la venta. «La gente saca créditos para vivir», subrayó.
Para Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, una gran mayoría de productores en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, que concentran más del 80% de la producción del país, quedaron en un lugar de «no retorno» que afecta a toda la actividad.
«Los productores han cosechado más kilos, pero no han cosechado rentabilidad. Las agronomías, acopios y negocios relacionados con el agro enfrentan la cobranza de esta campaña con grandes dificultades. Los pedidos de postergación para depositar cheques están a la orden del día. Los atrasos van desde 30, 60 y 90 días hasta refinanciaciones a la próxima cosecha», detalló.
Según el CEO de Los Grobo, en el mercado de insumos aquellos jugadores que el año pasado supieron atar condiciones de venta con condiciones de pago atractivas -ventas en pesos, sea con cheques u otros instrumentos- están en mucha mejor posición relativa, y si bien hubo algunas demoras en la cobranza fueron manejables.
Para esta nueva campaña, Busanello dijo que, salvo una buena venta de semillas que hubo para cebada, para el resto de las semillas, fertilizantes y agroquímicos la comercialización está 40 a 50% por debajo de la del año pasado. No obstante, se mantiene optimista respecto de que el próximo gobierno modifique la situación.
En un banco privado de primera línea se mostraron preocupados por «la perspectivas para el año que viene» si no hay una buena cosecha.
«Tuvimos la caída de algunos clientes grandes, pero esperábamos un año más complicado. Vemos a la gente más ajustada, con un estrés de iliquidez, y nos preocupan las perspectivas del año que viene», señaló una fuente del negocio rural de ese banco que pidió reserva de su nombre.
Para completar el escenario, los contratistas de maquinaria agrícola, que prestan servicios de siembra y cosecha, también afrontan dificultades. Tienen problemas para cobrar por el servicio a los productores y problemas para pagar cuotas de maquinaria, como cosechadoras.
«Muchas cuotas se van a tener que refinanciar porque la gente no llega a fin de año. Por eso, se está pidiendo que se refinancien», destacó Jorge Scoppa, productor y presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma).
CORTAN MONTES DE NARANJOS
Juan José Batalla, productor de naranjas de San Pedro, comenzó a cortar en los últimos días un monte de 20 hectáreas (alrededor de 8000 plantas) con esta fruta, cansado de la crisis en la actividad. Le pagan menos de 0,10 centavos por cada kilo de naranja, un valor que no cubre los costos de la recolección. En la verdulería el kilo vale hasta $ 15. «Es imposible seguir así», dijo Batalla. Su padre sembró hace 25 años el monte.