La cosecha de soja de la campaña 2019/20 ya puso quinta. El aislamiento no solo no frenó la trilla, sino que por el contrario, en comparación con la misma fecha del año pasado el avance es 5 puntos mayor y alcanza el 55 por ciento de la superficie sembrada con soja de primera, según indica un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
La mala noticia es que los rendimientos de la oleaginosa vienen siendo menores a los esperados y obligaron a las entidades a recortar sus estimaciones de producción. La sequía que afectó a muchas zonas en la segunda quincena de febrero golpeó en pleno momento de llenado de granos, y donde el año pasado recolectaban 38 o hasta 45 quintales por hectárea hoy apenas llegan a 32.
En este contexto cobra especial importancia la correcta calibración de las máquinas en el momento de la trilla, para no seguir perdiendo porotos en el camino. “La pérdida principal (aproximadamente 70%) durante la cosecha de soja se origina en la plataforma. Los dos grandes responsables son el sistema de corte y el molinete”, explica Enrique Federico Behr, Técnico de la Agencia de Extensión Rural Crespo -Entre Ríos- del INTA.
El molinete, según explica, tiene la función principal de sostener a las plantas por la parte aérea en el momento del corte, siendo el otro punto de fijación el sistema radicular. Cumple también la función de acompañar a las plantas hacia el sinfín para que este las transporte al acarreador y de allí finalmente a la unidad de trilla.
“El ingreso de las plantas a la plataforma se produce de manera continua casi sin intervención del molinete en un cultivo con buena cantidad de plantas en la línea y desarrollo normal. El inconveniente se presenta cuando las plantas tienen un escaso desarrollo debido a una limitación en el crecimiento”, agrega el especialista.
Minimizar pérdidasC
“Cuando las plantas no tienen el desarrollo normal caen sobre el flexible luego de ser cortadas por la barra de corte y no se desplazan de manera fluida hacia el acarreador. Una alternativa para mejorar la alimentación fluida del acarreador y posterior trilla es el corte sesgado con un ángulo pequeño. Esto contribuye a la alimentación continua ayudada por la velocidad de avance de la máquina”, detallan, y agregan que es común observar que por problemas de alimentación se escuchan los característicos golpes del cilindro de trilla, lo cual está indicando que la trilla no es continua.
Además, indican: «A partir de eso suceden situaciones de exceso y falta de trilla y como consecuencia, bajo estas situaciones, aumentan las pérdidas por cola. A su vez, muchos de todos estos inconvenientes se solucionan evitando los ´montones´de plantas cortadas en la plataforma. Otra posibilidad para aumentar la alimentación es colocar gomas en el molinete que contribuyen a empujar a las plantas recién cortadas para que puedan ser transportadas por el molinete. Estas gomas se colocan a modo helicoidal, colgadas de los barrales del molinete a través de flejes de chapa y se fijan a los dientes a través de precintos plásticos”.
Más recomendaciones
Por su parte Federico Sánchez, especialista del INTA Manfredi, en la provincia de Córdoba, también recomienda “adaptar el molinete con kits especiales, como paletas de goma, para levantar sojas de bajo volumen vegetativo” pero advierte que estos complementos “deben ser extraídos si se va a trabajar en un lote con un cultivo de desarrollo normal, ya que pueden ser causa de pérdidas”.
Además aconseja implementar una velocidad de avance de hasta seis kilómetros por hora para darle mayor oportunidad al cabezal sojero de captar estas plantas de bajo volumen sin pasarlas por encima. “Ajustar la altura de corte lo más cerca posible del suelo para recoger las vainas que se encuentren a baja altura y que éstas no se transformen en pérdidas de cosecha”, indicó.
En cuanto a la regulación del sistema de trilla, separación y limpieza, Sánchez recomendó estar atentos al residuo de cosecha. “Moler la paja con una excesiva agresividad del sistema de trilla provoca un gasto de energía inútil y complicaciones en los sistemas de separación y limpieza, que se traducen en el campo como pérdidas por cola”, aseguró.
“Cuando regulamos un sistema de trilla, lo primero es no perder de vista la definición correcta del proceso en sí”, explicó el técnico, quien detalló: “Trillar significa separar el grano del resto de la planta, sin provocar un excesivo desmenuzado del resto que origine grandes volúmenes de granza y paja y, por ende, pérdidas de cosecha”.