El trigo copó la escena en los últimos días con la presentación de la campaña 2020/21 por parte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que proyecta una siembra y cosecha récord. El precio internacional sostenido por los vaivenes geopolíticos, la favorable relación de precios insumo/producto y los perfiles cargados de humedad por las últimas precipitaciones, fogonean la intención de siembra en muchas zonas. Pero en la agricultura, se sabe, nada está dicho hasta último momento, sobre todo en un escenario en el que muchos climatólogos anticipan la posibilidad de un año Niña.
Con la mirada puesta en la campaña que se viene, el coordinador académico de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA y profesor titular de la Cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) Emilio Satorre, brindó algunos consejos para arrancar con el pie derecho. “La variabilidad de resultados se amplía enormemente cuando el contenido inicial de humedad es bajo”, detalló el especialista, y agregó: “A pocos días del comienzo de la siembra de trigo es importante, antes de decidir cualquier planteo nutricional, determinar cuál es el contenido de agua en nuestros lotes. Para la región Norte de Buenos Aires, en dos grupos CREA muy distintos –uno ubicado al este y otro al oeste de esa zona–, con el mismo manejo de fertilización nitrogenada podemos llegar a tener resultados muy diferentes”, apuntó.
Al respecto, el asesor Martín Torres Duggan afirma que las variables a tener en cuenta para definir la estrategia son: dosis, fuente, momento y localización, y cada una debe ajustarse de acuerdo a las necesidades del sistema productivo. “La definición de la dosis depende del diagnóstico de fertilidad, pero también de las condiciones ambientales (presencia de sales, pH, entre otras)”, detalla.