Anticipan una buena campaña triguera, pero con calidad intermedia

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Si bien la proyección del área a sembrar en el cultivo de trigo, es similar o ligeramente superior al ciclo pasado, la situación apuesta a repetir el planteo triguero e incrementar entre 100 o 200 mil hectáreas la superficie de cebada, traccionada por los buenos precios internacionales de las variedades forrajeras.

Por ahora, en el inicio del lanzamiento de la campaña de granos finos, los productores argentinos analizan la paleta de ofertas de los cultivos invernales. Trigo y cebada van a la cabeza, y la colza comienza a ser descartada por la falta de conocimiento sobre su manejo, mercados y proyecciones.

Esta semana, el encuentro virtual “A Todo Trigo”, pasó revista sobre la situación de oferta y demanda mundial y se centró en el conflicto internacional de Australia con China por el suministro de cebada, las sospechas de dumping y restricciones de los chinos hacia ese mercado.

Según el profesor e investigador del Conicet Daniel Miralles este gigante asiático ya ha tentado al gobierno de nuestro país para hacerse del grano y hay una fuerte motivación para que los productores consideren las ventajas del cambio.

“Se abrió un juego donde muchos han comenzado a identificar lo conveniente de la cebada para esta campaña. Esto está determinando que muchas zonas del sudeste de Buenos Aires, analicen la alternativa de ampliarse por los buenos rendimientos, alto potencial y –eventualmente- esta perspectiva externa”.

El dato, por ahora es reflejo de una situación coyuntural externa, que no soluciona los cuestionamientos de un cultivo emblema de nuestro país, como el trigo.

Nuevamente, el pedido se ha centrado en la necesidad de que el gobierno genere normas que identifiquen el concepto o parámetro de calidad en los trigos y un pago diferencial por la búsqueda de la misma.

“El productor sigue apuntando a una calidad media, porque nadie le paga más por un esfuerzo hacia otras variedades correctoras como podrían ser los trigos canadienses”, resaltó Miralles agregando que mientras los estándares de nuestro país (molinería) se manejen por bonificaciones o penalizaciones, es muy difícil que alguien apunte a una calidad que no se paga.

En definitiva, los productores optan por producir kilos por hectárea y nada más. Salgo algunas excepciones que se dan en aquellas áreas donde el potencial de rendimiento es muy reducido y se buscan cultivares para mejorarlo.

“Más que una retórica constante, hay que decir lo que se quiere con el trigo argentino. Mientras tanto, será el productor -con buen tino- quien siga decidiendo apostar a los grupos 2, ya que no ve el pago de una prima o sobreprecio ante la apuesta a materiales mejorados que apunten a atenuar altas pérdidas de rendimiento.

La campaña

Por segundo año consecutivo, el lanzamiento de una campaña granaria se realiza de forma virtual. En este caso, el inicio de la siembra fina mantiene la expectativa por determinados incentivos económicos en la dinámica de los precios internacionales. Tanto, que en los últimos años se pasó de los precios más bajos para el trigo en siete campañas, a los precios más elevados de los últimos 9 ciclos. Es más, el incremento del valor en las últimas 2 campañas ha estado por encima del 20 %.

Tal vez sea un dato interesante, aunque mejor si se tiene en cuenta que en el resto de los cultivos hubo aumentos superiores; y han sido tan importantes que vienen determinado una pérdida en la opción del productor hacia este grano.

Con solo repasar que el valor de la soja subió un 40 %, el maíz un 30 %, el girasol se acercó al 70 por ciento y la cebada mejoró por el orden del 50 %, la respuesta está más que clara.

Esta semana, desde la gerencia de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, remarcaron que Argentina se perfila hacia una campaña de trigo moderada, contemplando la importancia del cultivo en la planificación financiera del productor y su esquema de rotaciones.

“No vemos un escenario de expansión, aunque sostenido en sus niveles históricos de área altos. Daría la impresión que el clima va a acompañar en el inicio de la siembra y su desarrollo vegetativo. Creemos que podrían darse algunas dificultades climáticas al momento de la definición de rendimientos (centro del país), aunque es un año superior desde el punto de vista climático al de la campaña pasada”, remarcó el economista Agustín Tejeda Rodríguez, al plantear la posibilidad de que se alcancen 19 millones de toneladas sobre una misma área, pero con un crecimiento en rendimientos del 12 % en comparación a la ciclo pasado. (fuente AgroClave, diario La Capital)