(Conexión Rural) La actividad apícola tiene en la actualidad uno de sus principales enemigos en el uso de agroquímicos en agricultura.
“La apicultura se lleva bien con la ganadería, y no se lleva bien con la agricultura”, resumió el productor apícola venadense Gustavo Tielemans, para luego explicar que más allá de los perjuicios que ocasiona el monocultivo de soja, el verdadero problema pasa por las aplicaciones de agroquímicos.
“El glifosato siempre está en boca de todos los apicultores porque nos mata las flores, las malezas que son el alimento para las abejas, pero además las larvas alimentadas con polen y miel de la zona agrícola contaminada con glifosato tienen un retraso en el crecimiento y por eso el 40 por ciento de esas abejas no llegan a la edad adulta. Por eso directa o indirectamente el glifosato nos afecta”, alertó el apicultor.
En lo comercial desde Europa no reciben miel que tenga presencia de glifosato en su composición y Estados Unidos si la compra, pero a un menor precio.
En la actualidad Argentina está produciendo alrededor de 60 mil toneladas anuales y en su mejor momento llegó a generar 100 mil.
Del total el 50 por ciento se exporta a Estados Unidos, el 23 por ciento a Alemania y el resto viaja a Japón y Europa, con reglas sanitarias muy exigentes. (entrevista programa “Y del Trabajo del Hombre”, Radio Ciudad Venado Tuerto)