Avanza la sensorización del campo en Argentina

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Un grupo de investigadores de Mar del Plata consiguió u$s 75 mil de una aceleradora de empresas emergentes y u$s 150 mil del Ministerio de Producción y están listos para enviar espacio del primer pico satélite del agro, que permitirá motorizar en áreas rurales la interconexión digital de objetos indispensables con Internet.

El proyecto tiene el aval de la fundación Crea y su departamento de agronaves y será puesto en órbita durante este año, tras su lanzamiento desde Cabo Cañaveral en el Estado de Florida u otras bases espaciales en la región de California (EEUU).

El grupo Innova Space está ajustando todos los detalles para avanzar con la prueba y ya cuenta con varias áreas del país, en las que se harán los testeos de funcionamiento sobre máquinas agrícolas inteligentes y otros dispositivos que funcionen por medio del Internet de las cosas.

Como antecedente, estos científicos, técnicos e innovadores de nuestro país ya viene desarrollando en Chile un esquema que otorga conectividad a los sensores que miden temperatura, presión y humedad en cubas de salmones ubicadas en el Océano Pacífico.

Según Alejandro Cordero, el licenciado en sistemas líder del proyecto para Argentina, el agrosatélite será alojado en una órbita baja, a no más de 700 kilómetros de la tierra y tardará 90 minutos en recorrer la órbita polar. Es decir que brindará conectividad con interrupciones determinadas que se darán en cada pasaje por nuestro territorio.

Constelación

Sin embargo, Innova Space ya tiene diagramada la idea de armar un constelación de 75 pico satélites que serían capaces de conectar de forma eficiente a todo el planeta.

“Con la mitad, no más de 35 satélites podríamos lograr que se conecte toda la Argentina”, remarcó Cordero agregando que tras ganar un concurso, el equipo viajará a Israel a buscar financiación por 2 millones de dólares para avanzar en los objetivos.

“Luego esperaremos una próxima etapa y ronda de negocios que en el transcurso de tres años, que nos podría permitir reunir otros u$s 40 millones, si convencemos a los inversores de Israel o Estados Unidos”, enfatizó el referente.

Por ahora, esta empresa cuenta con un negocio valorizado en u$s 20 millones y comienza a ser observada por las grandes multinacionales y semilleras del campo como una alternativa para dar conectividad a la enorme cantidad de sensores que utiliza la agricultura moderna en todos sus procesos.

Cabe destacar que los denominados pico satétiles son productos de pequeñas dimensiones, mucho más chicos que lo nanosatélites y que su construcción en esta industria no demanda grandes inversiones, ya que cada unidad cuesta entre u$s 100 mil ó 150 mil.

Darle tiempo

Aunque se vea lejano, la sensorización del campo es una herramienta en crecimiento y sin posibilidad de regresión. Esto sólo lo interpretan las nuevas generaciones del agro, que han logrado comprobar las ventajas de la inteligencia artificial, la electrónica y otro tipo de mecanismos -que por medio de sensores- facilitan la planificación y mejora en las tareas.

El problema actual es que toda esta tecnología no se puede utilizar en zonas en las que se pierde la conectividad para el manejo de la internet de las cosas. Entonces, no es tan real pensar que uno puede manejar el campo o un establecimiento desde su ciudad o pueblo, ya que la conectividad se pierde o no existe.

Por ahora, hay tecnologías disponibles, pero gran parte del país continúa en una primarización obsoleta que, a pesar de todo, sigue poniendo a nuestro país a la vanguardia de la agricultura mundial. “Con conectividad, seríamos 10 veces más grandes y eficientes, es imprescindible el trabajo en forma remota”, señaló Cordero.

El productor sabe que hoy con u$s 200 compra una antena satelital y con un abono de u$s 100 mensuales (cerca de $22.000) tiene Internet en su campo. Según Innova Space, después de que sus satélites estén en órbita, con un gasto de u$s 6 a 10, gran parte del agro argentino podrá tener conectividad para un uso correcto de todos los sistemas de sensorización aplicados a la actividad agropecuaria. (fuente AgroClave, diario La Capital)