Un informe de la Cámara Argentina de Feedlot (CAF) reflejó que los corrales se encuentran en estos momentos con una ocupación del 61%, lo que representa una caída del 13% en relación a 2018.
Según la entidad la sequía del año pasado obligó el ingreso anticipado de la hacienda a los corrales, y este año con un clima mucho más propicio, a excepción de las zonas inundadas, y la demorada llegada de las bajas temperaturas posibilitaron que el productor obtenga forraje y de esa manera se estiró la oferta de terneros por parte de la cría.
En el negocio del engorde a corral influye no solo lo climático, sino también la situación económica y financiera de las empresas que enfrentaron un 2018 muy complicado. Más allá que los precios actuales permiten tener un resultado positivo, los quebrantos del año pasado derivaron en una descapitalización de las empresas que siguen en la actividad. A esto hay que sumarle las altas tasas de financiamiento que impiden el acceso a créditos, e influye en la compra de insumos. «Todo esto quita presión sobre la compra de invernada, en una postura de cautela», comentaron desde la entidad.
Además, en el proceso de transformación que vive la producción nacional, hoy el sector del engorde a corral abastece casi la totalidad de la producción de carne de calidad. Desde la Cámara explicaron que el volumen actual de vacas que se destinan a la exportación, en especial a China, «se sigue consolidando a través de los años que tanto vaquillonas y novillos como la hacienda de consumo, tienen su ciclo de terminación bajo distintas modalidades, pero en un 95% incluyendo el corral».
En ese sentido plantearon la necesidad de trabajar en cambios de la definición del biotipo Hilton argentino, y comentaron: «Toda la cadena está convencida de la importancia de iniciar de manera urgente las gestiones necesarias para adecuar el protocolo y seguir avanzando con mayor producción sin riesgos comerciales».