El otoño ya desparramó sus colores en toda la geografía argentina y para los productores agropecuarios es tiempo de empezar a tomar una decisión: ¿trigo o cebada? La Bolsa de Cereales de Buenos Aires afirmó días atrás que hay una alta intención de siembra de trigo, cuya superficie sembrada alcanzaría las 6,7 millones de hectáreas. Pero en algunas zonas, sobre todo en el eje cervecero del sur de Buenos Aires, la cebada es una opción más que atractiva.
Para los que eligen ese cereal, recientemente se dieron a conocer los resultados de la Red Nacional de Cebada Cervecera correspondientes a la campaña 2019. La red es coordinada por el grupo de Mejoramiento y Calidad Vegetal del INTA Bordenave y realizada en Convenio de Asistencia Técnica con la Cámara de la Industria Cervecera Argentina. Según explicaron, se evaluó un total de 16 materiales, incluyendo 10 cultivares comerciales y 6 líneas experimentales de cebada cervecera, en 21 localidades de toda la región productiva del país, y el rinde promedio general de toda la campaña fue de 5.967 kilos por hectárea, con un rango que osciló entre 3.341 y 9.106 Kg/ha, dependiendo de la zona.
“Entre los genotipos, se destacaron por encima del promedio los cultivares Sinfonia, Overture, Charles y Montoya y las líneas L5-2019, L6-2019, L4-2019 y L3-2019”, detallaron desde la red. En cuanto al calibre de los granos, comentaron que en la campaña 2019 se evidenciaron situaciones muy contrastantes entre ambientes y genotipos, pero que en promedio, el 89,2 por ciento de los granos fue mayor a 2.5 milímetros, es decir, de primera calidad.
A estos datos se suma la información sobre el manejo del cultivo que surge de los ensayos realizados por el Movimiento CREA. “El promedio de datos de las últimas cuatro campañas no muestran ganancias de rendimiento en cebada por el adelantamiento de la fecha de siembra, aunque esa práctica sí promovió un incremento del calibre (componente clave en la calidad comercial)”. Tal es una de las conclusiones contenidas en el informe de resultados de ensayos de rendimientos y calidad comercial de cebada realizado por los grupos CREA de la zona Norte de Buenos Aires, el cual fue coordinado por Matías Ermacora con la colaboración de Máximo Reyes y Germán Rossomano.
“Los efectos por adelanto en la fecha de siembra podrían ser superiores si los cultivos exploraran condiciones de temperatura iguales o superiores a la media, hecho que no sucedió en la etapa experimental de las últimas cuatro campañas”, señala el informe a partir de la evaluación de la fecha de siembra habitual en la zona, del 15 de junio, versus otra temprana del 25 de mayo.
Ensayos
En el ensayo realizado el año pasado por los CREA, la fecha de siembra temprana generó en el promedio de sitios de evaluación (Pergamino, Bragado y San Pedro) un ciclo total del cultivo quince días más largo, permitiendo adelantar en seis días la cosecha.
“El adelantamiento de la floración de principios de octubre a la última semana de septiembre (no a principios), ajustando fecha de siembra, sería una herramienta factible para mejorar condiciones durante el llenado sin aumentar significativamente el riesgo a heladas y no retrasar la cosecha y posible siembra del cultivo de segunda”, remarca el informe.
Al igual que en años anteriores, en la última campaña pudieron evaluarse diferencias sanitarias importantes entre los planteos de fecha de siembra, siendo el temprano el que presentó una menor presión de enfermedades (especialmente mancha en red).
“Respecto al rendimiento –tal como sucedió en campañas anteriores– en 2018 los planteos de fecha de siembra interactuaron con la localidad. En Pergamino y Bragado el adelanto en la fecha de siembra promovió un aumento promedio de 200 kg/ha, mientras que en San Pedro se registró una pérdida de rendimiento de 600 kg/ha asociado a pérdida de plantas en etapa de implantación del cultivo”, advierte el trabajo realizado por el Movimiento CREA.