En la 131° Exposición Rural de Palermo, especialistas del INTA explicaron la importancia de extremar las buenas prácticas de manejo para evitar pérdidas en poscosecha.
Las intensas lluvias registradas en la campaña 2016-2017 podrían dificultar el almacenamiento seguro de los granos. Para evitar su deterioro, debido al exceso de humedad en el momento de la cosecha, especialistas del INTA brindaron recomendaciones acerca de las prácticas a tener en cuenta en el uso de silobolsas para reducir el daño, evitar pérdidas y asegurar la calidad e inocuidad.
Mauricio Santa Juliana, técnico del grupo de poscosecha de Granos del INTA Manfredi -Córdoba-, comentó que «el riesgo de embolsado de grano con una humedad superior al 20 % es muy alto e incrementa significativamente las pérdidas». Explicó que «si el almacenamiento se realiza con un valor inferior al 13 % y asegura la hermeticidad del silobolsa el tiempo de guardado puede extenderse hasta 18 meses».
Señaló que, «para el caso de las bolsas, la humedad de almacenamiento segura es la de recibo del grano y esta situación debe considerarse estrictamente temporaria». En los casos de una humedad superior a la óptima, el tiempo de guardado depende no sólo de ese porcentaje, sino también de la temperatura y la hermeticidad.
Explicó que la superficie sobre la que se ubican las bolsas influye también en el resultado. «Es recomendable ubicarlas en lotes altos, libres de agua y limpios de rastrojos, preferiblemente con cierta pendiente para evitar el probable anegamiento, extremar los cuidados en el cierre de la bolsa y, en el caso de rotura, repararla», dijo.
Para Santa Juliana, es importante el monitoreo de dióxido de carbono para detectar tempranamente la actividad biológica. «Es como la temperatura en una persona: si sube es indicador de que hay un problema», precisó.
«Existen también factores que facilitan la entrada o el desarrollo de hongos y generan focos de contaminación, como el daño que producen algunos insectos en los granos o la presencia de granos quebrados», resaltó.
Fuente: La Nación