El punto de partida es en las prácticas realizadas durante el otoño
En la primavera se multiplican los escenarios diferentes. Para achicar la brecha, una pregunta resulta fundamental: ¿Que hicimos en el otoño? Quien no hizo nada, hoy se encuentra con un problema de malezas envejecidas y rustificadas de muy difícil control con los tratamientos tradicionales. En este ciclo, por la falta de piso que provocaron las lluvias otoñales, son muchos los lotes que se encuentran en esta condición. Para enfrentar el problema hay pocas herramientas y casi todas las alternativas de rescate que suben dosis tienen eficacia errática.
La mejor alternativa es planificar la secuencia de tratamientos en el año y el punto de partida es el arranque de los barbechos en otoño. Quien pudo hacer los tratamientos residuales en ese período hoy encuentra un escenario de malezas recién emergidas, pequeñas. Aquí, conviene identificarlas y tomar las decisiones en base a la mas complicada o a aquella resistente ya presente en el lote. Las alternativas de manejo mejoran, aunque hay que destacar que ante malezas resistentes se recomienda usar los productos adecuados. Una alternativa es, al tratamiento tradicional de Glifosato y 2,4D, agregar un producto quemante o de contacto como carfentrazone, que asegura el control de yuyo colorado, rama negra, commelina, y la mayoría de las que normalmente sobrepasan o rebrotan con un tratamiento tradicional.
La incorporación de cultivos de cobertura en el período invernal es una opción muy buena que requiere del ajuste zona por zona. Como estos cultivos no sólo reciclan carbono sino también compiten por agua y nutrientes con la malezas, evitan su proliferación. Así, con cultivos de cobertura bien logrados se reduce la expresión de la población de malezas brindando un escenario propicio para encarar la campaña de cultivos estivales.
Ahora bien, habiendo limpiado los lotes de malezas con las alternativas antes mencionadas, debemos pensar en el banco de semillas existentes en cada lote, para planificar los distintos tratamientos. Remarco esto porque las malezas resistentes vienen avanzando a pasos agigantados y es muy común encontrar al menos un biotipo resistente en los lotes. Para todos los casos de resistencia debemos pensar en el herbicida pre-emergente a usar, pero sí o sí conviene aplicar uno residual.
Una de las amenazas actuales es el Amaranthus spp. (yuyo colorado) resistente a glifosato y a los inhibidores de ALS. Germina normalmente a inicios de octubre, y puede continuar hasta fines de marzo, por lo que es imposible pensar un manejo sin un herbicida residual en pre-siembra. Los mejores tratamientos son los que incluyen sulfentrazone (inhibidor de la encima PPO) por ser de los más residuales para el control del banco de semilla para esta maleza. Siempre es recomendable combinarlos con otros modos de acción también eficaces para Amaranthus como s-metolaclor o metribuzin que equilibran los controles y retrasan la posible aparición de resistencia a estos modos de acción.
Las gramíneas resistentes son otra problemática importante que se estima muy complejo su manejo a futuro. Eleusine indica y Echinocloa colona, dos de las gramíneas mas difundidas a nivel nacional, ya se declararon resistentes a glifosato. Al igual que en otras problemáticas de malezas debemos pensar en el uso de herbicidas residuales como clomazone y metolaclor y guardar los herbicidas post-emergentes como Dim o Fop para un rescate de algún posible escape. De esta manera reducimos el uso y por ende la presión de selección de los herbicidas post emergentes que ya tienen antecedentes de resistencias.
En definitiva el saber donde estamos parados hoy nos obliga a hacer un muy buen diagnostico y una muy buena planificación.
Autor: Ing. Agr. Juan Caporicci