La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa efectuó un relevamiento en todo el país, para ver cómo llegan los lotes a la siembra de cultivos invernales.
De acuerdo con este informe, una de las zonas que “corre con ventaja” es el sudoeste de Buenos Aires, que según estimaron desde la Regional Bahía Blanca no sufrió los efectos de sequías extremas. Hasta mediados de marzo, el pluviómetro marcó entre 200 y 300 milímetros, que se ubica en los promedios habituales de la zona.
De este modo, calcularon que las condiciones para sembrar trigo y cebada serán normales y se mantendrán las proporciones históricas entre cultivos de invierno y verano.
“Será clave la nutrición de los cultivos de perfiles que arrancan cargados, atendiendo a la rotación, el manejo de malezas difíciles y la relación insumo/producto”, consideraron en el informe publicado por Infocampo.
Con estos antecedentes, se esperan rindes de 2.000 a 2.500 kilos por hectáreas en las zonas de menor aptitud y en planteos de alta tecnología, con riego aspiran a 6.000-7.000 kilos por hectárea.
En el caso de la Regional Oeste Medanoso, que comprende la provincia de La Pampa y el área delimitada por las localidades bonaerenses de Trenque Lauquen, América y Pehuajó, si bien apuntarán a mantener al cereal en la rotación, el girasol se consolida como una alternativa de peso en aquellos ambientes donde no llegue el trigo.
Con una estrategia ajustada de fertilización y ciclos largos sembrados a fines de mayo y principios de junio, en esa región calcularon rindes de 4.000 kilos por hectárea. Una de las alternativas para una nutrición eficiente radica en incorporar urea antes de la siembra y luego productos fosforados con la sembradora.
Córdoba y Santa Fe
En el sudeste cordobés, los técnicos de la Regional Los Surgentes-Inrivlle coincidieron en que la recarga de los perfiles será decisiva. “Este año estamos saliendo de la campaña más seca dentro de los registros históricos de Marcos Juárez”, reconocieron.
En este contexto, las lluvias que puedan acumularse durante mayo serán claves. En esta región, para decidir la siembra el valor que toman los productores es de 160 milímetros, a dos metros de profundidad. Esto corresponde a cerca del 50% del agua útil para esa zona.
Si en los rastrojos de maíz temprano llegan a acumular más agua, calcularon que la siembra de trigo debería alcanzar al menos el 33% del área.
Por último, en el centro y norte de Santa Fe, la apuesta productiva pasará por la dupla trigo/maíz de segunda. En esa región, si los perfiles se recargan, calcularon que crecerá la superficie sembrada de trigo y también adelantaron que es muy posible que el maíz de segunda sobre trigo reemplace al maíz de primera.
Además remarcaron que si bien el trigo va a recibir lotes muy enmalezados, también encontrará ambientes con muy buena nutrición, dado que el antecesor no hizo uso del fertilizante aplicado. (fuente Noticias AgroPecuarias)