Reportan lotes de soja con síndrome del tallo verde en el norte de Buenos Aires, un desbalance de maduración que complica las labores de cosecha. En Córdoba, advierten la presencia de plantas con rebrote.
El presente de las plantas muestra un desbalance en la maduración de la soja.
Entre días de déficit hídrico, lluvias continuadas, humedad y temperaturas elevadas para la media otoñal, la cosecha de soja intenta establecer su curso en la zona pampeana con algunas dificultades como plantas con tallo verde o que comienzan a rebrotar. Técnicos del INTA brindan recomendaciones para la recolección de los lotes, a fin de minimizar pérdidas y roturas de granos y luego realizar un almacenamiento adecuado sin perjudicar la calidad.
En lotes de soja afectados con síndrome del tallo verde (STV), “lo más importante es no esperar hasta que los tallos estén secos para cosechar; si se espera a que los tallos se sequen, las pérdidas naturales de precosecha y las provocadas por el cabezal aumentarán notablemente, así como la rotura de granos, ya que estarán muy secos”, analizó Rubén Roskopf, especialista del INTA Pergamino –Buenos Aires–.
En esta línea, explicó que una planta afectada por este síndrome se presenta con tallos verdes y, en algunos casos, también las hojas, pero con vainas y granos secos. Hasta el momento, se hallaron ejemplares afectados en localidades como Pergamino, Rancagua, Salto y O’Higgins, en las inmediaciones de los partidos de Pergamino y Rojas.
Esta situación puede retrasar la cosecha o provocar atascamientos y rotura de maquinarias, sumado a la presencia de granos con distinto grado de humedad que exigen un mayor esfuerzo de mecanización y cuidado a la hora de almacenarlos.
“El síndrome tendría origen en un desequilibrio entre la estructura vegetativa y el número de granos, es decir que cualquier factor que impida la formación de una adecuada cantidad de estructuras reproductivas puede causar este fenómeno”, apuntó Roskopf, quien indicó que tanto un estrés ambiental, hídrico o térmico, como nutricional, bajo nivel de potasio –por ejemplo–, pueden ser desencadenantes del STV.
Un ensayo realizado por el INTA 9 de Julio –Buenos Aires– evaluó tres variedades de soja de ciclo corto y determinó que, al retrasar 33 días la cosecha, las pérdidas naturales de precosecha aumentaron de 56 kilos por hectárea a 264 kilos por hectárea en promedio. “A estos valores, deben agregarse las pérdidas por cabezal que pueden ocurrir por la cosecha de soja con muy baja humedad y los kilos perdidos a consecuencia del sobresecado del grano de soja por debajo de la humedad de comercialización”, puntualizó el técnico.
Según estimó, la reducción de 13,5 % a 11,5 % de humedad del grano representa 2,2 % menos de rinde y de ingresos brutos por hectárea.
COSECHA DE SOJA CON TALLO VERDE
En condiciones de cosecha normal de soja, las pérdidas de cabezal superan en más del doble a las pérdidas por la cola de la máquina. “Sin embargo, la combinación de tallos verdes, húmedos y flexibles con vainas secas y quebradizas origina problemas mecánicos que alteran esta relación si no se tienen en cuenta”, apuntó Roskopf.
Entre las dificultades, el paso del material no grano y verde de tallos y hojas por el sistema de trilla se condensa en un material –parecido a una pasta– que no permite el colado de los granos en el cóncavo o camisa. Cabe señalar que, para lograr una cosecha eficiente, es deseable que al menos se filtre el 75 % de los granos en el sistema de trilla.
Esto también puede afectar los mecanismos de separación y limpieza a partir del taponamiento de las cribas del zarandón y zaranda que, a su vez, entorpece la acción del viento y tiende a aumentar las pérdidas de granos por la cola de la cosechadora.
Las plantas con STV aumentan notablemente la fricción en el sistema de trilla y, por ende, el riesgo de que ocurran roturas en los mecanismos internos de la cosechadora. “Bajar la velocidad de avance es la mejor solución para evitar las pérdidas de tiempo por taponamientos, obstrucciones y costosas reparaciones de roturas”, aseguró Roskopf.
Para reducir los problemas de obstrucción, recomendó utilizar cabezales a lonas en pos de que garantizan una alimentación más uniforme al cilindro o rotor de trilla. “Cosechar al sesgo siempre mejorará el rendimiento de la barra de corte y proporcionará una alimentación más uniforme del cultivo, además de aprovechar todo el ancho de trabajo cuando se utiliza el guiado automático de la cosechadora”, explicó el especialista del INTA Pergamino.
Si la barra de corte no corta los tallos y se tampona, sugirió controlar que todas las secciones estén afiladas, los accesorios apretados y reemplazar las cuchillas gastadas. “Entre las cuchillas y las grampas prensa cuchillas de la barra de corte, apenas debería pasar una hojita de sierra para posibilitar el funcionamiento eficiente y un corte neto del tallo, sin deslizamientos al encontrar el contrafilo del puntón”, especificó.
En casos de que el tallo verde se presente distribuido en todo el lote, la menor operatividad y mayores gastos de combustible por hectárea encarecen los servicios de cosecha. Si se tiene en cuenta que cerca de un cuarto del total del costo de cosecha es por combustibles, “un aumento del consumo por superficie cosechada impacta directamente”, señaló Roskopf.
Soja brotada
Tras un período de días con alta humedad, técnicos del INTA reportan la aparición de plantas de soja brotadas en campos del sureste de la provincia de Córdoba y de zona núcleo.
“La principal causa es la continuidad de días húmedos –con lluvias, lloviznas y nublados– sin amplitud térmica que generan en la vaina las condiciones de ‘germinador’ de las semillas que están adentro”, explicó Juan Pablo Ioele, jefe de la agencia de extensión rural del INTA en Corral de Bustos –Córdoba–.
De acuerdo con el técnico, la situación de brotado en soja corresponde a sojas de segunda. Se estima que el 20 % de la soja de segunda del departamento Marcos Juárez tiene algún grado de afectación, con pérdidas que varían según el tiempo de exposición a estas condiciones climáticas a partir de cuando estaban listas para ser recolectadas.
En esta zona, los lotes más perjudicados son aquellos que no se pudieron cosechar a tiempo a causa del temporal –período ocurrido entre el 20 de abril y el 10 de mayo, alrededor de 20 días consecutivos–, donde las pérdidas directas ascienden al 28 % en línea con las semillas muestreadas por metro cuadrado. “No se contemplan las pérdidas por comercialización que sufrirá el resto de la mercadería posteriormente”, completó Ioele.
En los casos de menor riesgo, los lotes presentan un 7 % de afectación por brotado y, en general, pertenecen a cultivos no listos para cosecha al momento del temporal.
En este sentido, Ioele recomendó conocer el nivel de afectación de los lotes para evaluar la decisión de cosecha y las posibilidades de uso de la mercadería.
Si la ecuación de cosecha de soja para grano cierra y hay piso en los lotes, se recomienda hacer algunas regulaciones en el molinete de la cosechadora, principalmente, a fin de evitar pérdidas mayores por desgrane. “Si disminuimos la velocidad del molinete y regulamos los dientes hacia adentro, mejoramos la captación de mercadería hacia la plataforma con menos pérdidas de granos”, sostuvo el especialista.
En cambio, si se trabaja en lotes con falta de piso, es importante reducir la presión de inflado de los neumáticos –si son radiales, una presión de inflado de entre 22 y 24 libras aumenta la flotabilidad de la cosechadora–, minimizar el tránsito de maquinaria pesada en el lote para prevenir o aliviar la compactación del suelo y no sobrecargar las capacidades de las tolvas de la máquina y de los autodescargables.
En cuanto a la venta de estos granos, cabe considerar que la norma de comercialización de soja se rige por las denominadas bases estatutarias, donde existen base y tolerancias de recibo. “La tolerancia de recibo para los granos dañados es del 5 % y, de exceder este valor, la partida puede ser rechazada por el comprador”, apuntó Ioele, quien aclaró: “Si el comprador quiere recibir la mercadería de todos modos, este último rebajará sobre el precio a razón del 1,0 % por cada porciento del exceso de la tolerancia de recibo”.
Por su parte, si la intención del productor es ensilar granos brotados, el técnico del INTA advirtió que hay que tomar ciertos recaudos, sobre todo porque la soja brotada puede tener hasta un 70 % de humedad y eso implica un riesgo de que la mercadería se enrancie con facilidad y pierda calidad y palatabilidad. “Es vital retirar la mayor parte del oxígeno, aplastar los granos y quebrarlos hasta compactarlos y, debido a las características del material, agregar un inoculante adecuado y en dosis doble”, aseguró.
En tanto, Roskopf detalló que, cuando el almacenaje se realiza en silo, es de suma necesidad secar los granos para limitar el desarrollo de hongos y generación de micotoxinas. Si se utiliza silobolsa con una humedad del grano inferior al 16 %, el tiempo de almacenaje máximo podrá ser de tres meses según la temperatura ambiente y el nivel de hermeticidad de la bolsa, es decir, hasta casi principios de la primavera si la temperatura baja en los meses de invierno.
En soja con mayor humedad y porcentaje de grano dañado, el tiempo de almacenaje se reduce notablemente, incluso se aconseja que sea temporario hasta no más de 30 días. “En todos los casos, es muy importante realizar el muestreo periódico y decidir la extracción del grano según la evolución de la calidad del grano de soja en la bolsa”, remarcó Roskopf.
Por último, si la cantidad de brotado es alta y la industria no acepta esa mercadería, los técnicos recomiendan aprovecharla como alimento para los animales.
Por INTA Informa