Sin perspectivas de mejora en los valores de la campaña 2015/16, el tradicional esquema de alquileres agrícolas parece jaqueado.
A pesar de que las lluvias de enero, en general, sostuvieron las buenas condiciones de la soja y del maíz en los campos, disiparon los miedos de los productores de perder rendimiento por excesos de calor y falta de agua y le mejoraron el humor a muchos, lo que queda del año no será un lecho de rosas.
Es de esperar que el mantenimiento de altos costos de siembra y demás labores, sumado a precios deprimidos, empeore aún más el negocio agrícola en el ciclo 2015/16. La expectativa ya se refleja en las negociaciones preliminares por los alquileres de los campos para la próxima campaña.
Según información publicada por la asociación de productores CREA «los bajos precios de los granos con costos crecientes y una carga impositiva enorme, generarán resultados negativos en campos alquilados y prácticamente nulos en campo propio», según indicó el asesor Julio Lieutier. «Sin financiamiento a un costo accesible, en 2015 la siembra en campos de terceros estará en una situación complicada», agregó.
Los alquileres, que se pactan en quintales de soja por hectárea, el año pasado consideraron un precio esperado a cosecha (mayo de 2015) del orden de u$s 290 por tonelada», por encima del valor actual.
«Algunos arrendatarios ya avisaron al propietario en este mes de enero que no van a renovar el alquiler cuando terminen de cosechar: por más alto que sea el rinde, con los precios actuales se pierde dinero en campo arrendado», aseguró otro asesor CREA, Diego Hugo Pérez. «En el caso del trigo, ni siquiera se ganó dinero en campo propio con un rinde de 45 quintales por hectárea, por los bajísimos precios del cereal», agregó.
Los únicos esquemas capaces de resistir la actual coyuntura son los asociativos ajustados por productividad. «Este año (ciclo 2014/15) las empresas de la zona que, en caso de obtener buenos rindes, no perderán dinero en campo alquilado son aquellas que realizaron acuerdos a porcentaje con escalas variables» en los que se fija una base de rinde sobre el que se cobra, y el porcentaje va aumentando si crece el rinde promedio, apuntó Javier Tomacelli, también de CREA.
Para el productor y socio de Openagro, Guillermo Villagra, en la próxima campaña se va a profundizar la tendencia de los contratos que busquen minimizar el riesgo. En diálogo con El Cronista, apuntó que «muchos van a tratar de que el dueño del campo ponga la tierra, otro la semilla y otro los labores, o alguna asociación similar». Así, las formas no tradicionales de contratos, para evitar pagos fijos y por adelantado «tienden a formalizarse», agregó.
Mientras aún es prematuro arriesgar valores de arrendamiento para el próximo ciclo, Villagra ató esa evolución al precio de los granos.
Para el analista Gustavo López, presidente de Agritrend, de no mediar un problema climático, los precios, lejos de subir, aún tienen algún margen a la baja.
Con los principales oferentes creciendo y una demanda China que está tranquila, se espera un valor de la tonelada de soja en el mercado argentino de unos u$s 240 para mayo de 2016, fecha de cosecha de la próxima campaña. López compara ese precio con los actuales u$s 270 por tonelada para la soja disponible. Fuentes consultadas coincidieron en que, de darse estas tendencias, habrá hectáreas alejadas de los puertos que quedarán sin sembrar y crecerá la competencia ganadera, con márgenes más rentables.