Hace una semana, el mapa de reservas hídricas en el suelo de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) mostraba a la mayor parte de Córdoba de color naranja, lo que significa sequía. Y lo que no estaba de ese color, figuraba con un amarillo claro; es decir, reservas escasas.
Pero todo cambió en menos de siete días: las fuertes tandas de lluvias que se sucedieron desde el jueves, y que llevaron a que los acumulados mensuales de enero incluso superaran el promedio histórico, le dieron un giro de 180 grados al panorama.
El mapa actualizado de la ORA al 31 de enero muestra al grueso del territorio cordobés en color verde claro (reservas adecuadas) y oscuro (reservas óptimas), e incluso con muchas zonas pintadas de celeste (reservas excesivas).
“Se observan reservas excesivas y excesos hídricos en varias regiones, destacándose las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, que se encontraban hace una semana con reservas principalmente escasas y zonas de sequía”, indicó la ORA.
Del mismo modo, el Inta Marcos Juárez mostró el detalle de cómo en solo tres días se pasó de sequía a un perfil lleno, lo que no solo se tradujo en un aprovechamiento del agua por parte de los cultivos, sino también en un ascenso de las napas freáticas.
Por su parte, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) calificó de «épico» al final de enero, con lluvias que promediaron los 90 milímetros en la zona núcleo.
«La ola de calor había puesto a la soja del área núcleo en jaque: el 30 por ciento de las siembras tempranas estaban malas y regulares y se necesitaban al menos 50 milímetros. Y en forma urgente. Y sucedió: el frente frío capitalizó la gran carga de humedad que estaba presente en la atmósfera y las lluvias fueron contundentes. Entre las 5 jornadas, el centro y sur de Santa Fe acumuló entre 70 y 150 milímetros al igual que Córdoba. En promedio, las 36 estaciones meteorológicas de la red de la BCR acumularon 88 milímetros en las últimas cinco jornadas», precisó la GEA.
Bajo este escenario, la soja en la zona núcleo podría afirmar pisos de 35 quintales por hectárea, y techos de 45 quintales, con perspectivas muy buenas para los planteos de segunda. En cuanto a los maíces, los tempranos no verán muchos cambios porque pasaron su período crítico sin agua; en cambio, los tardíos sí afirman su productividad y «tienen altas chances de superar a los de primera», enfatizó la GEA.
Perspectiva trimestral
En este contexto, la ORA también difundió la perspectiva trimestral del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
En el marco de un ciclo signado por La Niña, que permanecería al menos hasta abril, el SMN no cambió su pronóstico y ubicó a Córdoba entre las zonas que recibirían lluvias por debajo de la media histórica.
“Se prevé mayor probabilidad de ocurrencia de precipitación: normal sobre el norte del país, y el norte y este de Patagonia; inferior a la normal sobre el sur del Litoral y este de Buenos Aires; inferior a la normal o normal sobre Córdoba, sudoeste de Santa Fe, oeste de Buenos Aires, La Pampa y centro-oeste de Patagonia; normal o superior a la normal sobre las provincias del NOA y extremo sur de Patagonia”, resumió la ORA.
En cuanto a las temperaturas, en cambio, Córdoba junto al sur del Litoral, oeste de Buenos Aires, La Pampa y centro-norte de la Patagonia, figura con proyección de valores normales o superiores a los normales.