Desde 2007, la ganaderia se perdió de generar más de US$ 1500 millones por año

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En 2015 apenas se recuperó a 1,2 bovinos por habitante. Drástica baja del consumo y de la exportación.

 

Pese al dominio de la soja, la Argentina sigue siendo un país ganadero, habida cuenta de que más allá de la crisis que afectó al sector con una política durante ochos años que desalentó la actividad del sector, en particular la orientada a la exportación, para el último año el Servicio Nacional de Sanidad Animal, dependiente del Ministerio de Agroindustria, estimó un stock de 51,43 millones de cabezas de vacunos.

De acuerdo con la información suministrada por Senasa respecto de las existencias bovinas, después de haberse alcanzado una recuperación sostenida de las existencias de bovinos entre 2003 y 2007, de 55,9 millones a 58,7 millones de animales, al equivalente de 1,48 cabezas por habitante, se redujo sostenidamente en el cuatrienio siguiente, a un mínimo de 48 millones de vacunos, a razón de 1,16 por habitante.

Desde entonces, la estadística oficial dio cuenta de una modesta recuperación, pero se interrumpió en 2015 cuando nuevamente se asistió a una leve reducción de las existencias, a 51,4 millones de cabezas, al equivalente de poco más de 1,21 por habitante, todavía muy lejos del potencial que ofrece la amplia frontera ganadera del país.

Para este año se observa una estabilización del rodeo luego del crecimiento iniciado en 2011, ubicándose apenas por debajo del stock del año previo (0,4%) y resultando por segundo año consecutivo, por encima de los 51 millones de cabezas, con 51,43 millones.

“Se registraron variaciones marginales respecto del año anterior para todas las categorías, excepto para la categoría terneros/as, que mostró una reducción de 2,6% en la relación ternero/vaca, como consecuencia de la sequía ocurrida durante el verano de 2013 (afectación de servicios) y las inundaciones posteriores de invierno-primavera de 2014 (afectación de los nacimientos). Ambos eventos climáticos tuvieron efecto sobre el mismo procreo de terneros, produciendo así un doble impacto sobre los mismos», indicó un informe del Ministerio de Agroindustria, ahora bajo la conducción de Ricardo Buryaile.

Notable pérdida de divisas y mayor costo interno

La consecuencia de la falta de una política ganadera de largo plazo, por haber desalentado las exportaciones, bajo el falso pretexto de favorecer el consumo interno, determinó el efecto contrario sobre los tres componentes de la demanda agregada: los dos mencionados y también sobre la inversión.

En el caso de las ventas internas las estadísticas oficiales dieron cuenta del derrumbe del consumo por habitante de unos 69 kilos promedio por año entre 2007 y 2008 a un rango de 58 a 60 kilos, desde entonces, al provocar la casi duplicación de los precios internos en términos reales.

Mientras que en lo referente a las exportaciones, la pérdida de la capacidad de generación de divisas fue, a valores de hoy de una banda de 1.500 a 2.350 millones de dólares por año, porque se pasó de despachar al resto del mundo de entre 560 y 770 mil toneladas por año, a un precio medio de poco más de USD 2.000 la tonelada equivalente de res con hueso, a apenas 200 mil toneladas, no obstante que la cotización promedio de los envíos se elevó a una franja de USD 4.280 en 2015, y a más de USD 5.000 entre 2011 y 2014.

AHORA EL ESCENARIO PROMETE CAMBIAR
Las exportadores de carne bovina de la Argentina embarcan sus productos sin restricciones oficiales, a pesar de que la medida, muy reclamada por el sector, aún no ha sido oficializada por el recientemente electo Gobierno, dijo el secretario de Agricultura del país.

La eliminación de los cupos a las exportaciones de carne bovina había sido una de las principales promesas de campaña del presidente Mauricio Macri, que en su primer mes de gestión también suprimió los límites a los embarques de trigo y maíz, y los impuestos a la exportación de estos cereales y la carne. «Es así. El que quiere exportar carne, hace los trámites y exporta. No hay más restricciones», dijo a Reuters Ricardo Negri, secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Agroindustria.