La producción de carne bovina de Argentina abastece actualmente el mercado doméstico y tiene un saldo exportable muy pequeño. Durante los últimos años la oferta y la demanda doméstica están equilibrándose sin el saldo exportable que sirve de amortiguador de cambios.
La oferta está técnicamente estancada. Esa situación de producción muy próxima a la demanda interna, si se la proyecta, genera en el corto o mediano plazo un escenario de presión sobre el precio por déficit de oferta en el mercado interno, más aún si se moviliza el mercado exportador.
Evolución la oferta de carne (res, ton) (línea cortada) y demanda interna (linea entera o punteada para 56.6 y 60 kg/habitante año, respectivamente) en Argentina.
«Todo incremento de la producción sería estratégico para el país, desde la vertiente del abastecimiento interno como de la de exportación», señaló el Ing. Aníbal Pordomingo del INTA EEA Anguil.
En este sentido, el procreo (más terneros con las mismas vacas) y el peso de faena son los dos factores de mayor impacto posible en la producción de carne bovina en Argentina. De éstos, el segundo es posiblemente la más dinámica y de más rápida reacción dadas las circunstancias económicas y comerciales.
¿El aumento del peso de faena es conveniente?
Pordomingo considera que si bien el engorde a corral en Argentina encuentra sus mejores resultados con animales livianos a faena, existen sistemas productivos de diseño diverso, que involucran la recría en pastoreo, la suplementación y el corral y permiten adecuarse a distintos tipos de producto y escenarios.
Desde este punto de vista, la Argentina está preparada para adaptarse a cambios del mercado: «Aunque en el corto plazo el negocio ganadero se siga centrando alrededor del animal liviano por las supuestas preferencias del mercado y la manipulación de medias reses, no existen argumentos técnicos ni sistémicos para justificarlo».
Pasar de un tipo de animal a otro (liviano a pesado), para el productor con capacidad de recría en su predio es 3 pesos por kg (0.2 US$/kg) y reorganización financiera de corto plazo.
«Desde el punto de vista de la productividad para el país sería un paso estratégico hacia el crecimiento del negocio de la carne», considera Pordomingo.
Sin embargo, el negocio de la exportación de carne de calidad requiere de una planificación y adecuación a protocolos de mercado que permitan generar un animal que flexiblemente se pueda orientar al mercado interno o al mercado de exportación de calidad.
«El costo del engorde no deja margen para perder valor por no ajustarse a los protocolos de demanda. Hay expectativas respecto de la activación del mercado de exportación y mucho se habla de la calidad. Esas expectativas de calidad demandan no solo del engorde, sino de la recría y del tipo de animal algunas condiciones que no siempre son posibles o tenidas suficientemente en cuenta».
«Probablemente sean la calidad del ternero y de la estrategia de recría llaves clave del éxito del engorde a corral de novillo pesado, sea de terminación pastoril como de corral», concluyó Pordomingo.
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