La ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, concedió una entrevista al canal C5N, propiedad del empresario procesado Cristóbal López, en la que criticó distintas políticas de la gestión actual, entre ellas el aumento de tarifas. “La gente puede bajar el consumo de la carne, como está sucediendo; de la leche, como está sucediendo, pero mínimamente va a consumir gas, agua”, señaló.
Los datos muestran que, efectivamente, hubo una caída en los dos productos mencionados. La Subsecretaría de Lechería del Ministerio de Agroindustria de la Nación registró que en 2016 se consumieron en el país 40,1 litros per cápita de leche fluida (es decir, en estado líquido). Este valor representa una caída del 9% con respecto a 2015, y retrotrajo el consumo de leche a su nivel más bajo desde 2003.
El informe de abril del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), organismo público y privado dependiente de la Subsecretaría de Lechería, consideró que hubo una mejora en la “fotografía” del sector. Sin embargo, agregó: “No podemos decir lo mismo de la ‘película’ vivida desde finales de 2015 por los bajos precios internacionales, la fuerte caída de la producción, los aumentos de costos y las bajas observadas en el consumo doméstico, que han dejado grandes secuelas negativas tanto para el sector primario como para el industrial que llevará un tiempo importante para recomponerse”.
Por el lado de la carne, la evolución es similar. La Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) estimó que en el primer cuatrimestre de 2015 cada argentino había consumido 59,1 kg de carne vacuna, mientras que esa cantidad cayó 7% (a 55 kilos) durante el mismo periodo de 2016 hasta ubicarse en la menor cifra desde 2012. De enero a abril de 2017 el consumo de carne pasó a 56,7 kilos, aún por debajo de todos los años de 2013 a 2015. Las estadísticas oficiales del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) muestran la misma tendencia.