Los cereales requieren de la fertilización para potenciar su rendimientos. La fertilización, por su parte, necesita de las precipitaciones para incorporarse. Por ello, cuando las lluvias no se presentan en temporadas de verano, como se proyecta este ciclo ante la confirmación del año Niña, aumentan los riesgos de pérdida por la pérdida de fertilizantes.
Actualmente, la probabilidad de que este fenómeno climático se vuelva a presentar en Argentina es del 80% a partir de octubre.
En ese contexto, es clave pensar una estrategia de fertilización que aproveche las pocas lluvias que puedan llegar a ocurrir en los futuros meses, no solo para que los nutrientes se incorporen a los suelos sino también para que queden disponibles para los cultivos.
El técnico Juan Messineo sostiene que la clave es asegurar la solubilidad del fertilizante, lo que brinda una buena oferta de nutrientes al cultivo desde el arranque.
El beneficio de esta solubilidad es que se logra una rápida aparición y desarrollo de raíces, que a la larga significa un mayor stand de plantas del cultivo en el lote, y un desarrollo uniforme de las mismas en las primeras fases de crecimiento.
“Al lograr un mayor desarrollo de raíces en profundidad, se logra un mayor volumen explorado en el suelo para la absorción tanto de agua como de nutrientes”, añade el ejecutivo.
Solución tecnológica
Messineo, quien es gerente comercial de Compo Expert Argentina, explica que Easy Start es un microgranulado que se aplica en la línea de siembra y que funciona como un arrancador integral, que además de nitrógeno y fósforo, ofrece una paleta completa de nutrientes, aportando también hierro, manganeso y zinc.
Por su parte, esta tecnología ofrece la posibilidad de la buena solubilidad, como lo anticipaba Messineo.
Easy Start se destaca por mejorar y hacer más económica la logística de la fertilización: con solo 30 a 40 kilos por hectárea se cubren los requerimientos, una cantidad que se puede cargar de una vez en la sembradora y no es necesario estar trasladando grandes volúmenes de fertilizantes en tolvas hasta las cabeceras de los lotes.
“Se termina arrojando casi la misma cantidad de semilla que de fertilizante”, destaca el técnico de Compo.
Los ensayos realizados junto al INTA determinaron que un incremento de 700 kilos por hectárea contra maíces sin fertilizar, y de 340 kilos más en comparación con una fertilización de las que normalmente se utilizan a campo. (fuente Infocampo)