De acuerdo con un análisis llevado a cabo por especialistas del INTA, la incorporación de burlanda en la dieta bovina, un subproducto de la industria del etanol producido a partir del maíz, brinda un aporte energético extra a aquellos animales criados a pasto.
Pero, como si eso fuera poco, reduce costos y minimiza el impacto ambiental de este residuo.
“La suplementación con granos de destilería en alimentación a pasto incrementa la presencia de ácidos grasos poliinsaturados en la carne. Asimismo, incrementa los niveles de un ácido graso trans natural (ácido vaccénico), precursor de los conocidos ácidos grasos conjugados del linoleico (CLA)”, advirtió Darío Pighin, investigador del Instituto Tecnología de Alimentos del INTA.
Burlanda en la dieta
Ocurre que el proceso de producción de la carne bovina es complejo e incluye diferentes etapas, desde la producción animal hasta la exposición de la carne en el punto de venta.
La calidad de la carne bovina resulta de la combinación de los factores ambientales, económicos y sociales a lo largo de la cadena de valor.
Si bien la inclusión de los granos de destilería en las dietas animales es una práctica que se realiza hace varios años en otros países, no había una clara tendencia sobre ciertos atributos de la carne, tales como el color y la terneza.
Así fue que los investigadores observaron que no modificó el nivel de grasa intramuscular, ni el perfil de composición en cuanto a los ácidos grasos saturados o monoinsaturados.
Sin embargo, sí se registró un aumento en el contenido de ácidos grasos poliinsaturados, principalmente de la serie n6, como resultado de dicha suplementación.
“También se incrementó el contenido de ácido vaccénico, un ácido graso trans natural y precursor de la familia de ácidos grasos conjugados del linoleico (conocidos como CLA), que son reconocidos por sus efectos beneficiosos para la salud humana”, insistió Gabriela Grigioni, otra de las investigadoras.
Puntualmente, destacó que la inclusión de granos de destilería genera un incremento del contenido de Fenilalanina, aminoácido esencial. Asimismo, condujo un incremento de la relación metionina/triptofano, uno de los indicadores utilizados para evaluar el nivel de ¨aprovechamiento¨ de aminoácidos de una matriz alimenticia.
“Estos hallazgos garantizan futuros estudios enfocados en profundizar este aspecto indicador de calidad“, enfatizó la referente del INTA.
Recircular los insumos
La mayor concentración de plantas productoras de bioetanol de caña se da en el noroeste argentino (NOA), mientras que aquellas que procesan maíz se asientan en Córdoba, Santa Fe y San Luis. A diferencia del biodiesel, destina su producción casi exclusivamente al mercado interno para cumplir el mandato de mezcla con nafta.
Según información de la Bolsa de Cereales, en la Argentina existen seis plantas de producción de bioetanol a partir de maíz: tres en Córdoba, dos en San Luis y una en Santa Fe. La localización coincide con las zonas donde se radica la mayor superficie de producción del cereal.
En 2019, la región Pampeana aportó el 83,60 % de la producción bovina (toneladas de canal de vacuno), mientras que las demás regiones geográficas contribuyeron con menos del 6,5 % cada una. Además, el 48,99 % de esta producción se debió a la faena de vaquillonas. El 70 % de las plantas procesadoras de bioetanol de maíz más importantes también se encuentran en esta región.
Esta proximidad de las plantas de bioetanol favorece el uso de granos de destilería en la alimentación animal como suplemento o en dietas de engorde, lo que favorece el reprocesamiento de subproductos de la industria y el uso de sus valiosos nutrientes en dicha alimentación. (fuente Infocampo)