El INTA, a través del Grupo de Mejoramiento Genético de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná, desarrolló dos nuevos cultivares de soja convencionales que se destacan por su calidad nutricional y por su adaptación a las condiciones de las regiones sojeras centro y sur de Entre Ríos. Estos cultivares convencionales (no transgénicos) responden a la creciente demanda de semillas con alto valor nutricional, ideales para la producción de alimentos destinados al consumo humano y animal.
Ignacio Vicentín, investigador del grupo de mejoramiento genético del INTA, señaló: “Ambos cultivares se destacan por su alto contenido de proteína y materia grasa, lo que las hace especialmente adecuadas para la producción de alimentos de calidad con excelente valor nutricional”.
En términos de rendimiento, Vicentín informó que “INTA Paraná 5100 ha alcanzado un promedio de 3951 kilogramos por hectárea considerando los ciclos agrícolas 2019/20, 2020/21 y 2021/22, mientras que INTA Paraná 6301 ha registrado un rendimiento promedio superior de 4106 kilogramos por hectárea considerando 2020/21, 2021/22 y 2022/23”.
Además, Vicentín destacó que uno de los objetivos al desarrollar estos cultivares fue mejorar la resistencia a enfermedades y aumentar el contenido proteico del grano. INTA Paraná 5100 “ofrece un 42,9 % de proteína y un 21,4 % de materia grasa en base seca, además de resistencia a enfermedades clave, como el cancro del tallo (Diaporthe aspalathi) y la podredumbre húmeda del tallo (Phytophthora sojae, razas 1, 3, 4 y 25)”. También es resistente a la mancha ojo de rana (Cercospora sojina, raza 11), lo que asegura una estabilidad en el rendimiento para los productores.
En cuanto a INTA Paraná 6301, el investigador indicó que este cultivar posee un 38,2 % de proteína y un 23,2 % de materia grasa en base seca. Su resistencia moderada a enfermedades como el cancro del tallo y su capacidad de producir harinas más claras (posee hilo amarillo) lo convierten en una excelente alternativa para la industria alimentaria.
Vicentín explicó que “estos cultivares se destacan por su condición de no ser transgénicos, respondiendo a un mercado que demanda este tipo de sojas para alimentación humana y animal”. Además, agregó que “se puede obtener un sobreprecio de unos 20 dólares por tonelada en el mercado debido al interés en estos cultivares”.
Sobre la producción y comercialización, Vicentín indicó que actualmente ambos cultivares solo se están multiplicando en pequeña escala en la EEA Paraná y la semilla se entrega, bajo convenios cerrados, con 10 empresas procesadoras “que han apoyado el programa de mejoramiento de soja no transgénicas del INTA durante varios años”.
En cuanto a la nomenclatura de los cultivares, Vicentín explicó que los nombres están diseñados para guiar al productor sobre el ciclo de madurez. INTA Paraná 5100 pertenece al grupo de madurez 5, mientras que INTA Paraná 6301 se encuentra en el grupo de madurez 6. “Esta identificación ayuda al productor a entender el comportamiento del cultivar en cuanto a su ciclo y en qué zonas del país puede sembrarse”.
Respecto a las áreas de adaptación, INTA Paraná 5100, por ser del grupo de madurez 5 corto, se adapta a la zona sur de Entre Ríos, el norte de Buenos Aires, y el centro y sur de Santa Fe y Córdoba. En cambio, INTA Paraná 6301, del grupo de madurez 6 corto a medio, está mejor adaptado a la zona centro y norte de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba.
Finalmente, Vicentín mencionó que los cruzamientos para desarrollar INTA Paraná 5100 se realizaron en 2006 y para INTA Paraná 6301 en 2011. “Tras años de avance generacional y selección basada en calidad, sanidad y rendimiento agronómico, se seleccionaron e inscribieron las líneas que dieron origen a estos cultivares”, concluyó. (fuente Agrositio)