Adelantar el servicio de la vaquilla es posible y se puede lograr hasta un ternero más en la vida útil de los vientres, siempre que esas hembras reciban una nutrición y dieta adecuada, tengan un buen peso al llegar al destete y se elija el mejor momento del primer entore.
Así lo afirmaron la Bioquímica Angela Jorgelina Flores y la médica veterinaria Amada Eugenia Ynsaurralde, miembros del grupo de Producción Animal de la Estación Experimental del Inta Mercedes, en Corrientes, en el marco del primer seminario virtual organizado por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), bajo el lema “Ganadería y Compromiso: Propuestas para el desarrollo de la cadena de ganados y carne vacuna en el NEA”.
Sobre el impacto de adelantar la edad del primer servicio en las hembras de reposición, Flores aseguró que esta práctica mejora los índices productivos del rodeo de cría, entendidos como kilos de carne por hectáreas, “y esto sin duda también va a mejorar los índices económicos”.
Adelantar el primer servicio “implica tener menos categorías improductivas en el sistema, es decir que hay una mejor relación entre vientres y el total de vacunos del campo. También se necesita menos superficie para recrear esos vientres e incluso en esos sistemas donde el servicio es más adelantado, como en el de los 15 meses, poder obtener un ternero más en la vida útil de los vientres”, señaló la bioquímica.
Para lograrlo, “es necesario realizar una muy buena recría en las hembras, es decir, llegar con un animal que tenga peso y desarrollo adecuado para tomar el servicio. Esto mejora los índices reproductivos de los vientres del rodeo, o sea, la fertilidad del vientre a lo largo de los años”, agregó la especialista.
Nutrición
Flores planteó que en la región, al ser la base forrajera el pastizal natural, se presenta la problemática del llamado bache invernal, porque la producción forrajera desciende notablemente en esta época y la calidad nutricional del forraje remanente también decae.
“Para ese bache invernal hay algunas alternativas nutricionales para la recría, como la suplementación estratégica, comederos de autoconsumo, usos red de reservas forrajeras o la implantación de verdeos invernales, básicamente avena y raigrases”, indicó la bioquímica.
“Cuando hablamos de suplementar, que es una tecnología que nosotras hacemos, hablamos de complementar la deficiencia que tenemos en el forraje. Para ello es necesario tener en cuenta la categoría que estamos por suplementar, que en este caso es la recría, con lo cual es fundamental el nivel proteico de la ración que vamos a dar”, aclaró.
Además de considerar la característica forrajera, su calidad, estructura y oferta, “hay que tener en cuenta qué objetivo tenemos de ganancia de peso, porque de acuerdo al tipo de recría que se puede hacer vamos a tener distintas raciones a formular para esas ganancias de peso”, advirtió Flores.
Es que cuando hay una baja oferta de forraje, una baja utilización del pastizal y un objetivo de ganancia de peso mayor, falta más que proteína. Es entonces es cuando hay que recurrir a suplementos energéticos proteicos, que son mezclas de un grano con algún núcleo o suplemento de proteínas.
Teniendo en cuenta el bache invernal, “tenemos propuestas para simplificar la suplementación, como una de tipo discontinua, es decir, con días alternados, con suplementos proteicos o balanceados, el uso de bloques proteicos y comederos de autoconsumo”, indicó la especialista del Inta.
Si la base forrajera es un verdeo de invierno, “aquí la corrección obviamente no es proteica, sino que en algunos momentos que pudiera existir desbalance, la suplementación tiene que ser con la energía de algún grano, como maíz partido o sorgo, y fibra, en el caso de que el forraje se encuentre con muy baja materia seca”, añadió.
Otra alternativa que se está utilizando en la zona es el uso de corrales, donde estratégicamente se encierra al animal en algún momento del año para cubrir ese bache forrajero, o ante una inclemencia climática, por ejemplo. Para el caso de recría, se allí se aplican dietas con alta fibra, “siempre con la primera corrección que es proteica, y las ganancias, que como el objetivo aquí es aprovechar luego el forraje en primavera de mejor calidad, suelen ser de entre 400 a 700 gramos por animal por día”, señaló Flores.
También existe la opción de un corral de recría todo el año para adelantar un poco más el servicio, por lo que la alimentación consistirá en una dieta más energética para lograr ganancias superiores a los 700-800 gramos por animal, por día.
Las profesionales del Inta de Mercedes hicieron hincapié en la necesidad de mejorar la nutrición de la hembra de reposición durante todo el período de recría, porque “vemos una relación entre la evolución de peso de las vaquillas y la respuesta reproductiva a los 18 meses de vida.
Es que a partir de experimentaciones, en la estación experimental comprobaron que las vaquillas tienen ganancias de peso constante cuando reciben suplementación hasta llegar al servicio, en febrero.
Fertilidad
Tanto el peso llegado el destete, como la ganancia diaria post destete “son indicadores de fertilidad en la futura madre. Pero algo que tenemos que tener en cuenta es que el desarrollo reproductivo de estas hembras viene condicionado por su nutrición anterior”, remarcó la médica veterinaria Amada Eugenia Ynsaurralde.
Esto quiere decir que si una madre gestando una ternera tuvo un período de subnutrición o un plano nutricional un tanto deficiente, probablemente entregue terneras con bajo peso al nacer, o bien el desarrollo ovárico se vea resentido. “Esto tal vez se traduzca en una baja tasa ovulatoria o formación de cuerpos luteos deficientes”, advirtió la profesional. En relación a esto se ha visto que la proteína tiene gran importancia sobre el desarrollo fetal de las hembras.
“Una vez que ya tenemos las vaquillas pre-servicio ¿Cómo podemos evaluar la recría? Lo hacemos a través de la evaluación del grado de desarrollo reproductivo bovino, que es una herramienta que utilizamos para poder monitorear su desarrollo. Se utiliza tanto la ecografía ovárica como el tacto rectal”, comentó Ynsaurralde.
Esta evaluación tiene grados de desarrollo (GDR) del 1 al 4, donde el 1 involucra a las vaquillas inmaduras que se recomienda descartar; el 2 son las vaquillas pre púber; el 3 son las pre-púber pero de transición (esto quiere decir que presentan folículos ováricos próximos a una ovulación y que se espera que dentro de poco tiempo esté ciclando y su sistema reproductor esté activo). “Lo que todos queremos ver es el nivel 4, con una vaquilla que cuyo útero está muy bien desarrollado, firme, con buen tono y presencia cuerpo lúteo en el ovario. Esto quiere decir que ya se ha alzado anteriormente”, indicó la veterinaria.
Ynsaurralde insistió en la importancia de la nutrición de la hembra en el desempeño reproductivo que va de la mano con el objetivo productivo del sistema, “el cual nos va a indicar la edad de entore y también el momento en el cual se va a suministrar y composición y calidad de la dieta: No es lo mismo tener un entore a los 27 meses, que a los 18, ni a los 15. Las ganancias diarias van a ser diferentes”, afirmó.
En la estación agropecuaria de Mercedes se viene experimentando con entore a los 18 meses, comparando los distintos niveles de GDR. Así, se pudo ver claramente que las vaquillas que más ganaron son las que resultaron con GDR 4, y ahí se puede ver perfectamente la asociación entre la ganancia diaria de peso y el desarrollo reproductivo de estas hembras.
También esta estación experimental evaluó el entore a los 15 meses dentro de una unidad de cría intensiva. Se trata de vaquillas criadas a corral, con una fuente de fibra. El peso de destete es similar o superior al de las otras, pero se comprobó que las ganancias son mucho más altas. “En el entore a los 18 meses estamos hablando de ganancias de 350 gramos de base, y acá tenemos ganancias que rondan los 700 gramos, porque para llegar cíclicas las 15 meses necesitamos que tengan mayores ganancias”, indicó Ynsaurralde.
En esta última experiencia, “el GDR es superior a 3 en todos los casos, es decir que estas vaquillas llegan prácticamente en transición o apunto de ciclar al momento del servicio. Los porcentajes de preñez están alrededor del 80% y eso se mantuvo en casi todos los años”, auspició la médica.
Preservicio
Respecto del porcentaje de preñez en vacas entradas a los 15 meses según el grado de desarrollo, las GDR 3 y 4 arrojaron entre 81% a 87 %, y las de GDR 2, 65%. En el Inta Mercedes también evaluaron que en el momento del entore de las vaquillas de 15 meses, el 67% estaban cíclicas, o por lo menos presentaban cuerpo lúteo, mientras que las que estaban recriadas para entorarse en el otoño siguiente de 18 meses, sólo un 7% estaban cíclicas.
En cuanto al grado de desarrollo productivo, los servicios de las vaquillas GDR 4 de 15 meses dio como resultado 67% mientras que las de 18 meses, un 81%. En cuanto al porcentaje de preñez, fue similar: las de 15 meses, 82% y las de 18 meses, 78%.
“Es muy importante que las ganancias sean obtenidas durante el período, también es de vital importancia el período otoñal post-destete el cual determina o condiciona muchas veces el desarrollo reproductivo futuro”, acotó la médica veterinaria.
Ynsaurralde abordó asimismo las estrategias hormonales utilizadas en vaquillas pre-púberes, consistentes en aplicar un protocolo con una base de progesterona, estradiol y gonadotropina coriónica, para estimular o incrementar las tasas de gestación. Estudios revelan que con este método se logra un 10% de incremento en la tasa de gestación.
“Algo muy interesante es la utilización de protocolos de sincronización de celos en vaquillas pre-púberes en transición a punto de ovular. El tamaño de gestación en el primer ciclo realmente fue muy importante en aquellas vaquillas tratadas con este protocolo de sincronización de celos”, señaló la profesional.
Conclusión
“Nosotros tenemos que ser conscientes de que adelantar la edad del primer servicio tiene muchos beneficios dentro del sistema de cría. Para lograr esto, la recría tiene que ser adecuada con ganancias de peso permanentes que permita un crecimiento y desarrollo del vientre. Y existen muchas alternativas nutricionales para alcanzar este objetivo que se definen según el sistema”, dijo Ynsaurralde.
En ese sentido, concluyó que “permanentemente surgen nuevas tecnologías como en este caso el GDR que venimos aplicando, y que nos permiten monitorear el crecimiento o evaluar cómo fue la recría. Los tratamientos hormonales permitirían dar un plus para alcanzar mayor eficiencia y sobre todo hay que prestarle atención a las nuevas estrategias, como por ejemplo la aplicación de estos protocolos, los cuales pueden permitir incrementar la eficiencia global del sistema”, remató la médica veterinaria. (fuente Agroclave, La Capital)