El INTA mostró en AgroActiva las claves del “feedlot ecológico”

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Si bien la primera versión se remonta a 2004, todavía son muchos los productores que comienzan a interesarse y a implementar la versión “ecológica” del tradicional feedlot que propone el INTA Concepción del Uruguay.

Y eso se vio durante la última edición de AgroActiva, la megamuestra de Armstrong donde ganaderos se acercaron a la instalación que el organismo armó para mostrar las diferencias entre los dos sistemas.

El proyecto se armó en conjunto con el Instituto de Promoción de Carne Vacuna (IPCVA) para evaluar las condiciones de bienestar animal y calidad de carne de los dos modelos, con muestras en relación a perfiles bioquímicos de la sangre y cantidad de células blancas.

Espacio y alimentación

En diálogo con Infocampo, el médico veterinario Sebastián Vittone, que integra el Grupo Nutrición y Sanidad del área de Producción Animal del INTA Concepción del Uruguay, explicó los detalles y remarcó la importancia de dos ejes: el espacio y la alimentación.

“El feedlot tradicional tiene entre 10 y 20 metros cuadrados por cabeza, con suministros diarios de comida (maíz) y condiciones climáticas típicas de la Pampa Húmeda en otoño invierno, como son las grandes cantidades de precipitaciones y barro“, describió Vittone. En ese sentido, explicó que, a partir de esto, se empezó a buscar una alternativa para pequeñas y medianas escalas (hasta 4.000 animales)- sin ir en contra del feedlot industrial- con menores capacidades de inversión, para que puedan “mejorar las condiciones de producción, operativas y de bienestar animal de un encierre”.

Vittone resaltó que este sistema alternativo ofrece entre 100 y 300 metros cuadrados por cabeza, dependiendo del tipo de suelo: si hay suelos con pendientes, donde el agua escurre rápido, serán 100 metros; si son suelos llanos, serán 300. “De esa manera se mantiene el césped tipo parque, los animales tienen espacio donde echarse, dividen los lugares donde defecan y donde duermen, a diferencia de lo que ocurre en el tradicional”, subrayó.

La otra gran diferencia es la alimentación. “En vez de ser suministros diarios en bateas de tipo lineal, se implementan sistemas de autoconsumo (“comederos vagón”). Esto reduce la carga operativa, ya que solo requiere que el hombre reponga comida cada 4 ó 7 días”, indicó. Y aseguró que, así, los animales “pierden el reflejo condicionado que se relaciona con la comida, y van entre 10 y 15 veces por día a comer en porciones más pequeñas, lo que mejora su salud desde el punto digestivo porque no se dan los bruscos descensos de pH, o las grandes ingestas que producen sobrecargas y generan disturbios digestivos que caracterizan al feedlot”.

Otro punto destacable es el descanso. “Los animales son reticentes a echarse en el barro porque es frío, y son reticientes a echarse sobre su propio estiércol, pero cuando no les queda otra lo hacen. En el corral, la mitad está echada y la otra no, y el estrés que le producen esas condiciones hace que coman más cantidad y engrasen diferente”, repasó el veterinario del INTA. (fuente Infocampo)