La mala noticia es que con el cambio de las condiciones climáticas, con días secos y temperaturas elevadas, la chicharrita reapareció en lotes de la región de Rafaela, según refirió la Estación Experimental de Rafaela, al difundir una información en la que advirtió sobre la detección de “chicharrita del maíz Dalbulus maidis en bajas densidades poblacionales (menor a un individuo por planta), en lotes de maíz tardío y de segunda, en estados vegetativos iniciales (v4 y v5)”.
La chicharrita, como se la conoce, es una plaga que afecta al cultivo de maíz y es complicada de atacar porque se trasmite de planta a planta y de región a región. Durante la campaña pasada provocó estragos en los maizales de la Región Centro del país, una zona donde su aparición era esporádica, pero se hizo masiva. En el departamento Castellanos, también hubo miles de hectáreas afectadas, por lo que durante el invierno se intensificaron las acciones para atenuar su posible impacto.
El monitoreo, clave
La chicharrita actúa como vector, un insecto que cuando pica una planta enferma se infecta con virus o bacterias que transmiten la enfermedad conocida como complejo de achaparramiento de maíz. Luego, al picar otra planta, la infecta, propagando la enfermedad». Esta interacción simple pero letal pone a los productores de maíz cuando sus lotes son atacados. En el caso de la detección producida en la región de Rafaela, es de baja densidad, pero en caso de agravarse puede generar pérdidas significativas.
El año pasado, las condiciones para la aparición de la plaga fueron ideales. “Al momento de la siembra de maíz, había poca humedad en el suelo, lo que amplió la ventana de siembra. Se sembró desde septiembre hasta enero, lo que ofreció a la plaga disponibilidad continua de maíz en distintos estados fenológicos. Esto permitió que la chicharrita encontrara un ambiente favorable para su reproducción y propagación en el campo, poniendo en riesgo miles de hectáreas.
A pesar de que la chicharrita es común en el norte del país, se expandió mucho hacia el Sur. Los expertos coinciden en que es una plaga que siempre ha estado presente en el norte, pero lo excepcional fue su llegada a estas regiones en la magnitud en que lo hizo en la campaña pasada.
Frente a este escenario, el INTA ha desplegado un extenso sistema de monitoreo para controlar la propagación de la plaga. Se crearon “redes de monitoreo, tanto con trampas de arrastre como trampas pegajosas, que están siendo utilizadas en todo el país”. Estas redes permiten evaluar si hay presencia de la chicharrita que se encuentra refugiada en los cultivos.