La campaña que finaliza muestra importantes stocks remanentes tanto en manos del sector exportador como distribuidos en la cadena comercial.
El maíz experimentó algunos vaivenes a lo largo de la semana y acopló su cotización a la de la soja, alternando subas y bajas en el mercado de Chicago.
El rebote del petróleo, la ralentización en las ventas de los productores en Estados Unidos y las compras de oportunidad de los especuladores posibilitaron un pequeño repunte de los precios del cereal, aunque continúa el sentimiento de que la oferta global es abundante, apoyado en el hecho de que los países sudamericanos se encaminan a otra buena campaña desde el punto de vista productivo.
La demanda no logra adquirir la fortaleza suficiente para levantar los valores del mercado, condicionada por la amplia disponibilidad de sustitutos y una tasa de crecimiento más baja en los mercados de consumo.
En China hay importadores que han desviado su atención del maíz y han comenzado a mirar el sorgo, adquiriendo el mes pasado no menos de 900.000 toneladas en Estados Unidos para embarcar a lo largo del año.
Asimismo, la industria norteamericana del etanol, un jugador que absorbe cerca del 40% de la demanda de ese país, se encuentra jaqueada por la llegada de los stocks del biocombustible a su nivel más alto desde junio de 2012, lo que se traduce en un menor ritmo de producción para evitar un escenario de sobreoferta.
De todos modos, los precios del maíz exhibieron en los últimos meses un desempeño superior al de la soja, posicionándose con mejores perspectivas para la campaña 2015/16 en relación a lo esperado hace algunos meses.
Tomando los futuros de Chicago con vencimiento en noviembre y diciembre, la relación soja-maíz cayó desde 2,7 en agosto del año pasado a 2,3 al cierre de este viernes. No obstante, cabe señalar que las decisiones de siembra no se tomarán exclusivamente en función del posicionamiento de los precios, siendo relevantes otros factores como las rotaciones del suelo, las perspectivas climáticas, el financiamiento, etc.
El comportamiento de los precios relativos de cara a la cosecha gruesa norteamericana, con desempeño del maíz mejor que el de la soja, ha estado en línea con el posicionamiento de los fondos especulativos en el mercado de Chicago, que desde hace varios meses acumulan una cartera neta comprada del cereal y vendida de la oleaginosa.
Según los últimos datos de la CFTC, los agentes no comerciales mantenían compras netas de contratos de maíz por 8,6 millones de toneladas hasta el 3 de febrero, con simultáneas ventas netas de soja por 7,8 toneladas.
Las cotizaciones externas del cereal siguen teniendo un impacto más bien limitado en el mercado doméstico, aunque persiste una indudable correlación entre ambas referencias.
A nivel local los precios han caído por debajo de $ 1.000/ton en posiciones con descarga inmediata, cifra equivalente a unos u$s 117/ton al tipo de cambio comprador del Banco Nación. Los ofrecimientos para la entrega diferida convalidan cierta mejora en los precios, llegando a máximos de u$s 125/ton para la descarga en abril sobre Puerto Gral. San Martín.
Los valores del mercado interno cuentan con cierto margen de mejora por el posicionamiento de las puntas en el mercado FOB y la capacidad teórica de pago que queda a los compradores luego de asumir todos los costos relacionados con la gestión del negocio y la logística portuaria.
A finales de esta semana los precios del cereal puesto arriba de buques llenos en Up River se ubicaban en u$s 180/ton para el mes de marzo, arrojando valores FAS teóricos de u$s 135/ton. La distancia entre esta referencia y el mercado obedece tanto a la presión que ejerce la llegada de la nueva cosecha como a las restricciones que pesan sobre la exportación. Sobre un cupo de ventas externas anunciado de 8 millones de toneladas, los exportadores tenían adquirido unas cinco millones hasta el 21 de enero.
Los cultivos de primera han ingresado en la recta final de su ciclo, con perspectivas de lograr rindes promedio de 105 qq/ha en la zona núcleo. A diferencia de otros años, en pleno verano los maíces lograron mantener su condición en niveles desde bueno a excelente, desarrollándose mayormente sin restricciones hídricas.
Por su parte, las siembras tardías se mantienen razonablemente bien, aunque se necesitan nuevas lluvias para lograr los excelentes rendimientos del año pasado.
La campaña que finaliza muestra importantes stocks remanentes tanto en manos del sector exportador como distribuidos en la cadena comercial. El Ministerio de Agricultura estima este volumen en 2,8 millones de toneladas, pasando a formar parte de la campaña 2014/15 para engrosar el potencial de exportación.
Sin embargo, nuestro país enfrentará creciente competencia en la colocación del cereal, especialmente en el tercer y cuarto trimestre del año con el ingreso de la safrinha brasileña –estimada en 50 millones de toneladas- y el maíz norteamericano. En un contexto de abundante oferta global, para conservar los mercados externos y recuperar espacio en la consideración de los productores el cultivo necesita ganar competitividad.