El mercado chino se volvió a abrir para el sorgo argentino

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Durante este año, el mercado chino volvió a abrirse para el sorgo argentino tras el conflicto comercial suscitado entre ese país y Australia, un habitual proveedor, y las crecientes necesidades de importación del gigante asiático a partir de la recuperación de su producción porcina. Se abre así una nueva posibilidad de incrementar y diversificar el ingreso de divisas por exportaciones de base agropecuaria para nuestro país. Ahora la cadena comercial deberá adecuarse a las exigencias de ese mercado para afianzarnos como país exportador confiable a ese destino.

En términos de precios, el panorama para el sorgo argentino es alentador, si se tiene en cuenta que este grano cotiza por encima del maíz en el mercado internacional. De hecho, a partir de la mayor demanda de exportación hacia China, durante el mes de agosto los precios oscilaron entre 150 y 158 dólares por tonelada sobre la zona de Rosario, según la plataforma «Siogranos». El maíz, en el mismo mes, apenas superó los 140 dólares.

Apuntando al nuevo ciclo 2020/21 ya han aparecido precios ofrecidos para la posición mayo 2021 a 140/145 dólares por tonelada, lo cual permite proyectar márgenes brutos que, con rindes medios, superan a los estimados para maíz en el sur de Córdoba y centro de Santa Fe, entre otras zonas. Esto lo convierte en una alternativa rentable, especialmente para aquellas regiones donde el cultivo del maíz resulta más riesgoso por factores ambientales.

No debe soslayarse que las proyecciones climáticas están indicando la probable ocurrencia de un fenómeno La Niña para el próximo verano, lo que equivaldría a lluvias por debajo de los registros promedio, otro factor que juega en favor del sorgo en diversas regiones del país.

Un cultivo para exportación

El sorgo es un cultivo histórico en la Argentina. En el ciclo 1970/71 llegó a cubrir 3,12 millones de hectáreas y alcanzó una producción de 8,1 millones de toneladas. Por diversos factores, entre los que cabe mencionar la ausencia de un mercado fluido y de precios atractivos, en los últimos años se han cultivado un promedio de 600.000 hectáreas y se ha producido en torno a los 2 millones de toneladas. Pero lo concreto es que el productor argentino está acostumbrado a este cultivo y lo conoce.

Desde hace décadas, el principal destino de la producción de sorgo ha sido la exportación. En tal sentido existe una dinámica comercial, que más allá de los vaivenes, nunca se ha interrumpido. Es decir que las empresas exportadoras saben cómo y dónde colocar este producto.

La Argentina ha sido un tradicional proveedor de sorgo al mercado internacional, con volúmenes significativos que lo han consolidado desde hace mucho tiempo como segundo exportador mundial, luego de Estados Unidos, sólo compitiendo en escasas oportunidades con Australia por esa posición.

La apertura del mercado chino, tras la aprobación conjunta del protocolo fitosanitario para acceder a ese país, operada en 2015, representó una excelente oportunidad de posicionamiento del sorgo argentino en un nuevo mercado. China es el mayor importador de sorgo del mundo, con compras proyectadas de 6 millones de toneladas para el ciclo 2020/21, y absorbe alrededor del 75% del comercio mundial. A lo largo de 2015, la Argentina logró colocar 87.000 toneladas en el gigante asiático, pero en los años posteriores las ventas se interrumpieron.

La ausencia de un sistema transparente de precios de referencia significó, durante muchos años, un fuerte obstáculo para el crecimiento de este cultivo en el país. A partir de 2015, la implementación del sistema informativo de precios de referencia «Siogranos» viene contribuyendo de manera significativa a la mayor transparencia de los mercados granarios.

El sorgo ha sido uno de los productos incluidos en este desarrollo conjunto entre el Estado (Minagri-CNV) y el sector privado representado por las Bolsas de Cereales. De esta forma, el productor o cualquier agente de la cadena comercial cuentan con información detallada de precios diarios pagados por este producto en distintas zonas del país, lo que facilita la toma de decisiones.

Si se deja momentáneamente de lado la coyuntura y se apunta al mediano plazo, surgen un par de asignaturas pendientes:

  • Es necesario potenciar el uso de los mercados de futuros en sorgo. Habrá que difundir su uso y generar condiciones para dotarlo de la liquidez suficiente como para que en el futuro pueda actuar como un mercado de coberturas para los distintos actores de la cadena comercial.
  • El fomento del sorgo en zonas alejadas de los puertos, aptas agronómicamente para el cultivo, deberá darse orientado a generar condiciones que hagan rentable su utilización para la producción de etanol y biogás. En esos casos, el Estado deberá aportar su parte. Una reducción en la actual alícuota de derechos de exportación, pasando del 12% al 5%, el mismo nivel que actualmente se aplica al girasol, resultaría un buen estímulo para una mayor siembra de sorgo en zonas aptas para este cultivo, al tiempo que facilitaría la radicación de industrias de transformación en origen y posibilitaría también un mayor volumen de exportaciones que favorecería el ingreso de divisas al país.

En definitiva, a partir de la reapertura de las ventas a China y de condiciones que actualmente presenta el mercado internacional, el sorgo en la Argentina tiende a transformarse en una opción atractiva de cara al ciclo 2020/21. En tal sentido, resulta una alternativa a considerar seriamente al momento de planificar las rotaciones por parte del productor, sin olvidar que la menor inversión requerida para su implantación respecto del maíz y otros cultivos resulta una ventaja no menor.

La oportunidad está presente. Por eso, a la hora de presupuestar las siembras del nuevo ciclo, muchos productores deberían estar preguntándose: ¿por qué no sorgo?

 Por: Carlos Pouiller  (analista de mercados y socio fundador de la consultora AZ-Group)