La producción ovina es una de las actividades que sigue sumando protagonistas en los últimos años, a pesar de todos los contratiempos que plantean los vaivenes del país.
Pero para ingresar a esta actividad es necesario conocer cuáles son sus principales contras, entre ellas la escasez de frigoríficos habilitados para este tipo de animales, la aparición de perros salvajes que atacan a las majadas, el bajo valor de la lana, y la imposibilidad de acceder a material importado para el desarrollo biotecnológico, entre otras.
“Desde hace un tiempo comenzó a ser una actividad pujante, con actores nuevos, fundamentalmente de la mano de la raza Dorper, que generó un gran cambio en muchos sistemas de producción, porque es una raza de pelo en la que no se debe practicar esquila, y para el manejo facilita mucho el trabajo”, describió el médico veterinario, Javier Confalonieri, especialista en biotecnología de reproducción que brinda asesoramiento en establecimientos de las provincias de Misiones, Río Negro, Chaco y Santiago del Estero.
Sobre la comercialización de la lana reconoció que “las gruesas no tienen valor económico desde hace más de cinco años. Tengo tres esquilas guardadas porque me siguen pagando 20 pesos por kilo, que es el mismo precio que tres años atrás”.
En lo que se refiere a su labor como asesor en biotecnología de la reproducción, el también docente de la UBA (Universidad de Buenos Aires), UNER (Universidad Nacional de Entre Ríos) y UCES (Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales), comentó que “permanentemente hay consultas y pedidos para trabajar congelando semen, inseminando o haciendo embriones, con lo cual la actividad se ha recuperado, con valores muy buenos en muchos remates y con precios que son la envidia de muchos criadores de bovinos”.
Confalonieri también rescató el desarrollo que está teniendo la actividad ovina en el área comercial, “hay algunos emprendedores privados que no se quedan en la mera cría, si no que dan un paso más allá con la comercialización y en algunos casos contando con puntos de venta como restaurantes o emprendimientos turísticos, y en otros casos con la venta de productos terminados como hamburguesas”.
Falta de frigoríficos
Entre las principales trabas a la producción ovina y caprina está la escasez de mataderos para este tipo de animales. “No contamos con la cantidad suficiente de frigoríficos habilitados para llegar al público de manera más masiva, porque el productor no puede seguir carneando en forma clandestina abajo del árbol o el tinglado para llevarlo al menudeo. Eso está cambiando, se están consiguiendo mejores valores, y, de hecho, aunque sea incipiente y los precios no sean del todo del agrado de los productores, está el Mercado de Cañuelas que hace un tiempo comenzó a rematar ovinos y eso da un marco de referencia”, alegó el profesional.
También entre las malas está el aumento de los ataques de perros salvajes, que “han hecho desmanes en muchas majadas, como los que hubo en una sede del INTA días atrás en toda la majada demostrativa. Los productores tienen que comenzar a trabajar en tener perros protectores de majadas, como una medida preventiva”, aconsejó.
Problemas de importación
Como consecuencia de la crisis económica y las medidas dispuestas por el gobierno nacional en el área de biotecnología de la reproducción se están enfrentando serios problemas para acceder a determinados elementos importados.
“En la biotecnología muchas veces nos vemos afectados por estos cuadros de volatilidad económica que tiene Argentina. Por ejemplo, tiempo atrás no había diluyente para semen, porque la mayoría de los de primera línea son importados y esto no sólo me afectó a mí, que hago trabajo a campo, sino también a centros de inseminación importantes. También te afecta por la falta de sondas para embriones, de pajuelas porque son francesas, y a veces las drogas que utilizamos para superovulación se encarecen muchísimo”, describió el investigador.
Para sortear el inconveniente de la importación, algunos laboratorios nacionales desarrollan productos a pedido, “el problema es que son patentes internacionales, entonces no podes copiar algo sin pagar un canon, y para trabajar con las habilitaciones del Senasa necesitas cumplir con determinados estándares, y esa tecnología no está del todo disponible en Argentina”, argumentó Confalonieri, y apuntó que “conozco gente que replica de forma artesanal esos productos y que nos sirven para algún trabajo particular en un campo, pero no pueden producir en cantidad para abastecer a los centros de inseminación del país”.
Genética de exportación
Siempre dentro del terreno de la investigación y el desarrollo genético, el asesor y docente comentó que “junto a un centro de genética del Chaco tenemos todo en marcha para comenzar a exportar genética ovina a distintos países de Latinoamérica desde donde ya hay pedidos. Si todo va bien, calculamos que en los primeros meses del año que viene podremos hacer los primeros embarques al exterior”.
Por otra parte, Confalonieri está llevando adelante la segunda edición de un curso virtual sobre “Biotecnologías de la reproducción en pequeños rumiantes”, en el cual el 40% de los cursantes son profesionales extranjeros de Uruguay, Chile, México, Perú y Paraguay.
Uniendo este curso y su actividad como docente universitario, el profesional completó: “Sigo tratando de transmitir experiencia y mostrar mi trabajo para ver si se puede incentivar desde el semillero la posibilidad de que haya más colegas que se dediquen a esta rama de la profesión y que desarrollen un cierto amor por lo que es el mundo ovejero, que es una cuestión de pasión muchas veces”. (fuente EXPOAGRO)