Hay muchos factores en juego al sembrar, sin embargo el riesgo del negocio se incrementa sensiblemente en campos alquilados.
Cuando se calculan los márgenes del productor es sorprendente la diferencia entre el resultado de un campo propio y uno alquilado. «Esta diferencia entre trabajar campo propio o alquilado es una de las principales causas de la disminución de la actividad de los productores que arriendan extensiones reducidas como así también los grandes pooles de siembra o sociedades agropecuarias», comentaron desde la Bolsa de Comercio de Rosario en un informe elaborado por Sofía Corina.
Así, desde la BCR explicaron que a medida que la proporción de hectáreas alquiladas en relación con las propias se incrementa, el negocio es considerablemente más riesgoso.
Si tomamos una hectárea en la zona núcleo productiva cuyo valor de mercado es de u$s 16.000 y considerando un ingreso por alquiler de 16 quintales de soja, se obtendría una renta inmobiliaria de la tierra de 2,5% anual. En cambio, un locador en un modelo productivo bajo alquiler, al dividir el margen bruto de la producción (u$s 116/ha) por una inversión menor (u$s 864 entre capital operativo y alquiler) la renta sube a 13% en la hectárea de soja.
En colaboración con el Ing. Agr Germán Baroli desde la entidad rosarina ampliaron este ejemplo a una explotación de 300 hectáreas de soja con el objetivo de mostrar de donde proviene la mayor parte del ingreso del negocio agrícola.
De este modelo se desprende que un dueño de 300 hectáreas cediendo su propiedad en alquiler obtendría un margen bruto de 117.600 dólares anuales (sin restarle los impuestos nacionales y provinciales) con un riesgo mínimo -casi único- que es el de incobrabilidad del alquiler y además cuenta con tiempo para obtener otro ingreso adicional.
Mientras que un productor que alquila esas 300 hectáreas e invierte en insumos para producir soja, su margen bruto sería de u$s 34.837 anual, es decir casi la tercera parte y con un riesgo altísimo que deriva de la actividad producida especifica. Es menester recordar que en el análisis no se computan la importante incidencia de los impuestos en el la erosión de los márgenes.
En tanto, si un el dueño del campo decidiera trabajar su propia tierra sumaríamos ambos ingresos, tanto por la titularidad de la tierra como por su producción. El total sería u$s 152.437 siendo un 77% de su ingreso obtenido por ser dueño del campo (es lo que obtendría si lo alquilara) y el 23% restante por explotar su tierra. «Esta proporción varía en función del cultivo producido», explicó Corina de la Bolsa de Rosario.
CONCLUSIONES
De todo esto, desde la Bolsa de Rosario concluyen que producir la tierra bajo estos valores de alquiler no es negocio para improvisados, sino para aquellos productores que entienden y monitorean numerosas variables (tecnologías para la generación de rendimiento del cultivo, pronósticos, mercados, gestión de ventas, coberturas, tasas, financiación, gestión impositiva) y de todo ese algoritmo logran obtener un resultado positivo. Demás queda aclarar que sienten pasión por lo que hacen. ??
Por Agrofy News