La Oficina de Meteorología de Australia (BOM, por su nombre en inglés) publicó un nuevo informe referido a las previsiones en relación al fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), en el que confirmó que la fase actual es neutral, pero que siguen siendo altas las probabilidades de que se desarrolle El Niño durante el segundo semestre.
Esto significa una excelente noticia para la Argentina, ya que El Niño supone lluvias por encima de lo normal que permitirían recuperar niveles de producción tras los fuertes daños provocados por la sequía, al tiempo que para Australia significa un horizonte negativo, porque en esa zona del globo, El Niño provoca déficit de agua y es La Niña la que favorece las precipitaciones.
Según el organismo australiano, que es una referencia a nivel mundial en materia climatológica, todos los modelos internacionales menos uno indican que se alcanzarán o superarán los umbrales de El Niño a partir de julio; mientras que a partir de agosto ninguno duda de que el fenómeno ya estará presente.
De todos modos, la Oficina del país oceánico aclaró que “las perspectivas que se extienden más allá del otoño deben verse con cierta cautela, ya que generalmente tienen una precisión de pronóstico más baja que los pronósticos realizados durante otras épocas del año”.
Una ayuda desde el Índico
En este marco, el BOM también analizó las perspectivas del Dipolo del Océano Índico (IOD), un fenómeno de aumento de temperaturas similar al que sucede en el Océano Pacífico Ecuatorial (y que es lo que provoca El Niño), pero que ocurre en el Océano Índico. Por eso, suele denominársele “El Niño indio”.
Por ahora, el IOD también está en fase neutral, pero “la mayoría de los modelos sugieren que se puede desarrollar un evento IOD positivo en los próximos meses”.
Y resulta que un IOD positivo puede suprimir las lluvias de invierno y primavera en gran parte de Australia, lo que podría exacerbar el efecto de sequía de El Niño. Al contrario, se posiciona como otro viento a favor para la campaña 2023/24 argentina.
Vale recordar al respecto que la sequía que afectó a Argentina en el último ciclo, además del efecto de La Niña, también estuvo influenciada por un IOD negativo; es decir, una “Niña india”.
¿Qué intensidad tendrá?
En este marco, el experto en agrometeorología Alfredo Elorriaga, consultor de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), afirmó que las chances de El Niño para la primavera ascienden al 95%, pero que solo sería moderado.
Sucede que la anomalía de la temperatura del Pacífico Ecuatorial Central (ONI) está en -0,4°C, cuando el valor debe ser más alto para pensar en un Niño intenso.
“Los datos actuales indican que el posible Niño será moderado. La proyección de la anomalía para el mes de octubre es de 0,99°C. Para tener un año Niño intenso, tendríamos que tener en octubre un valor cercano a 2°C”, relató.
Como ejemplo, citó que el último año de Niño intenso fue 2015 cuando, en octubre, el valor del ONI fue de 2,4°C, y en junio-julio el indicador ya era de 1,2°C. En noviembre de 1997, otro año Niño intenso, la anomalía llegó a 2,2°C y en junio el índice había alcanzado 1°C.
En cambio, este 2023, la proyección de junio-julio del ONI está entre 0,25 y 0,45°C. (fuente Infocampo)