El Niño sigue su marcha en Argentina en el final de la primavera y de cara al verano: una serie de frentes tormentosos que avanzarán en las próximas horas provocarán lluvias de diversa intensidad en Buenos Aires, La Pampa, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, el NEA y también el NOA, según el pronóstico que forma parte del informe semanal de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA).
Del mismo modo, el Centro de Investigación en Recursos Naturales (CIRN) del INTA, donde está el Instituto de Clima y Agua, afirmó que “importantes perspectivas de precipitaciones se presentan los próximos días en amplias áreas productivas del país, según varios modelos internacionales”.
“Una gran expectativa brindan las situaciones de inestabilidad de los próximos días, dado el ingreso de aire húmedo y el paso sucesivo de varios frentes que producirían tormentas en varias zonas para asegurar el desarrollo de cultivos implantados y el avance de las siembras de segunda”, indicaron desde el INTA.
Una clave es ver si esos acumulados llegan también a varias zonas de Córdoba, y el sudoeste, norte y oeste de Buenos Aires, La Pampa y casi todo el NOA, donde aún no han recuperado los niveles de agua disponible adecuados, o salido de la situación de sequía.
Vientos polares
La explicación a esta situación, según la perspectiva agroclimática estacional de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, es que todavía persisten los vientos polares interfiriendo en la acción de El Niño, y eso es lo que hace que los beneficios del fenómeno producido por el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico Ecuatorial no llegue de manera pareja a todos los territorios del país.
“Continuando su ciclo de desarrollo, el fenómeno de El Niño 2023/24 alcanzará su plenitud durante el verano, como lo señala la fuerte anomalía positiva de las aguas del Pacífico Ecuatorial, pero desafortunadamente, sus efectos positivos sobre el Cono Sur son perturbados por una fuerte interferencia de los vientos polares”, indica el reporte de la entidad porteña.
¿Qué hacen estos vientos? Impulsan hacia el norte las corrientes frías de Humboldt y Malvinas, a las que se suma la corriente marina fría de Benguela, proveniente del África, enfriando el litoral marítimo sudamericano.
Se trata de un efecto que ya vino ocurriendo a lo largo de la primavera, cuando los vientos polares, fríos y secos, impidieron el avance hacia el sur de los vientos del trópico, cálidos y húmedos, concentrando el aporte de humedad en la cuenca alta y media de los Ríos Paraná y Uruguay, provocando precipitaciones sobre lo normal, con inundaciones ribereñas.
“Al mismo tiempo, este proceso obstaculizó la entrada de humedad hacia el interior y el sur del área agrícola, generando una amplia extensión con lluvias bajo lo normal, que afectó al noroeste, el centro y el sudoeste de la Región Pampeana, gran parte de Cuyo, gran parte del Uruguay, el centro y el nordeste del Paraguay, y el Cerrado del Brasil”, añade el documento.
Verano 2024
En este marco, el informe entusiasma en que, con la llegada del verano 2023, “El Niño alcanzará su plenitud, imponiéndose en mayor medida a los vientos polares, mejorando la llegada de humedad al área agrícola, activando las lluvias y moderando el régimen térmico”.
Bajo esta hipótesis, el centro del NOA, el sur del Brasil, gran parte del Uruguay y el sur de la Mesopotamia podrían ser afectados por lluvias intensas, con riesgos de desbordes de ríos y arroyos, aunque las precipitaciones sobre las altas cuencas del Paraná y el Uruguay se moderarían, atenuando las crecidas.
No obstante, los vientos polares no se retirarán totalmente, haciendo que subsistan amplios focos con lluvias bajo lo normal, pudiendo destacarse uno sobre el norte del Paraguay y zonas aledañas del Brasil, y otro en el límite común entre Córdoba, La Pampa, Santa Fe y Buenos Aires.
Disipación en el otoño
Por último, la perspectiva de la Bolsa porteña muestra que El Niño comenzará su disipación en el otoño 2024, al mismo tiempo que los vientos polares volverán a avanzar, incrementado las áreas con precipitaciones bajo la media en el centro y norte del Paraguay, y zonas cercanas del Cerrado del Brasil, el sur del Uruguay y gran parte del centro y el sur de la Región Pampeana.
Contrariamente, el NOA y territorios vecinos de Bolivia, Paraguay y Brasil, podrían sufrir tormentas severas, con riesgo de desbordes de ríos y arroyos, y vientos. Las lluvias sobre las altas cuencas del Paraná y el Uruguay continuarían moderadas, atenuando el riesgo de crecidas.
“Puede concluirse que se trata de una temporada donde se notarán grandes contrastes regionales, con marcadas anomalías de signos contrarios, que harán necesarios una gran dosis de previsión, un cuidadoso y un uso inteligente de la tecnología, para superar los desafíos que se presentan, aunque algunas zonas no lograrán una recuperación completa”, cierra el estudio. (fuente Infocampo)