El Observatorio Nacional de Suelos, proyecto conjunto entre el Ministerio de Agricultura y el INTA Castelar, está trabajando sobre el contenido de carbono en los suelos con el fin de que la Argentina pueda mostrar con mapas ante el mundo cambios positivos con las prácticas de manejo.
El Observatorio se creó en 2017 en el ámbito de la cartera de Agricultura. Según contó Dardo Escobar, integrante del proyecto, «está pensado para el monitoreo de indicadores de calidad y salud del suelo para generar información para las formulaciones de políticas orientadas a la conservación de suelos».
Según indicó, en la definición de los indicadores a monitorear participaron expertos de suelos del INTA, universidades y técnicos del sector privado.
«Por el momento, estamos muestreando suelos con la red de delegados del Ministerio, (que son los responsables de las estimaciones agrícolas y sobre segmentos muestrales ya definidos). Sobre dichos segmentos se toman muestras superficiales de suelo (0-20 cms) y esas muestras se están procesando en el Laboratorio de Suelos del INTA Castelar para la determinación de carbono en esta primera etapa», expresó.
Escobar precisó que el total de segmentos a muestrear es de unos 4800 en todo el país. «Con estos datos se construye el mapa de stock de carbono de nuestro país, que es la línea de base a partir de la cual se determinarán los incrementos de carbono (recarbonización) que tendrán los suelos a partir del manejo (buenas prácticas como siembra directa, rotaciones, cultivos de servicios, fertilización, etc)», dijo.
«Esta información es de suma importancia para la presentación en foros internacionales, dando cuenta de las acciones que realiza la Argentina para el manejo sostenible de los suelos. Las iniciativas internacionales de las cuales la Argentina forma parte son la convención de las Naciones Unidas para el cambio climático y la 4 por mil lanzada por el gobierno de Francia», remarcó.
Escobar precisó que ya se logró un avance de aproximadamente el 50% de la totalidad de los segmentos a muestrear y alrededor de 800 muestras ya procesadas y con datos de carbono. «La ventaja de trabajar sobre estos segmentos es que conocemos la historia de uso de esos lotes, lo que nos permite correlacionar manejo con contenido de carbono», apuntó.
Escobar remarcó que ya se realizó un primer mapa que se presentó ante la FAO con la información cartográfica existente realizada por el INTA en diferentes años.
«La idea es ir actualizando esta información a partir del muestreo realizado por el Observatorio con datos más nuevos de carbono. El objetivo es dar cuenta de las acciones que hace nuestro país relacionadas al manejo y conservación de los suelos a partir de una línea de base inicial que es el mapa que estamos actualizando con este muestreo. La idea es revisitar cada 3 o 5 años los mismos sitios dado que los puntos de muestreo están georreferenciados y volver a muestrear para ver qué cambios hubo en esta variable», remarcó. (Por Fernando Bertello, La Nación)