El segundo semestre del año plantea desafíos para la ganadería

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La producción de carne entre enero y junio de este año alcanzó a casi 1,5 millón de toneladas, un 4% más que en igual período de 2021.

Los datos aportados por el Senasa descomprimieron las expectativas esperadas para un año donde se temía volver a repetir el escenario de escasez visto en 2021, por mayor oferta.

Esta mayor oferta coincide con un aumento del 2% en la faena de animales, pero es importante destacar que el aumento de la oferta de carne obedece también a un aumento de unos 3 kilos más de carne logrado por cabeza.

La faena del primer semestre se vio impulsada por un aumento de vacas como así también por un mayor número de novillos faenados. Mientras que este último indicador resulta alentador, puesto que se trata de una categoría que muy lentamente comienza a recuperar terreno -aunque lejos aún de sus registros históricos-, en el caso de las vacas cabe otra lectura.

Categorías

La faena de vacas, que había alcanzado su máximo en 2019, desde entonces comenzó a moderarse en términos absolutos.

En efecto, el año pasado, cuando comenzaban a escalar nuevamente, las restricciones impuestas a la exportación terminaron limitando  la extracción de esta categoría.

Durante todo el 2021, la faena de vacas cayó un 12%, casi 300.000 cabezas menos que las faenadas en 2020 y, aun así, en el recuento de diciembre se observa unas 217.000 vacas menos en stock.

Este año, en los primeros seis meses la faena de vacas aumentó en un 15% interanual, pasando de 1,12 a 1,29 millones de cabezas, lo que equivale a unas 170.000 vacas menos en stock.

A menos que se registre una mayor reposición de hembras jóvenes, compensar esta potencial pérdida de stock requeriría mejorar en al menos 1 punto la tasa de destete para mantener el número de terneros producidos, lo que se reflejara recién en la oferta de terneros de 2024.

Al término de 2021 la faena de las vacas disminuyó en un 12%.

Se trata de la segunda faena de vacas más alta en los últimos 10 años tanto en términos absolutos como en porcentaje del stock inicial.

Sucede que este año, el efecto de la seca viene golpeando fuerte a grandes zonas ganaderas y esto obliga a los productores a bajar drásticamente la carga de los campos hasta la llegada de las primeras lluvias. En el caso de la vaca, la descarga no tiene otro destino que la faena mientras que la invernada más joven en los últimos dos meses se ha empezado a volcar masivamente a los corrales.

Hoy los feedlots muestran un nivel de ocupación muy elevado, más del 70% de ocupación según datos de la Cámara de Feedlots (CAF) con casi 2 millones de animales encerrados, según los datos informados por el SENASA a inicios de julio.

Para la segunda mitad del año, la cantidad de hacienda encerrada en los feedlots permitiría asegurar un buen nivel de abastecimiento, en especial orientado al mercado doméstico.

Los feedlot aseguran tener ocupado un 70% de su capacidad hotelera

El gran interrogante es cómo impactará esta mayor oferta sobre los precios de la hacienda gorda en los próximos meses.

Con un consumidor que permanece muy debilitado en su poder de compra y valores reales de novillitos y vaquillonas que acumulan caídas de entre un 8% y un 10% en lo que va del año, resulta difícil pensar en una recomposición de valores del gordo que permitan sostener los números del feedlot, en especial en meses en los que estacionalmente comienza a escasear la oferta de terneros para reposición.

Por otra parte, la evolución del clima sigue siendo un factor clave de cara a los próximos ciclos. Seguir trabajando con una elevada extracción de vacas por restricción de campos, implicaría limitar nuevamente las posibilidades de expandir la oferta de terneros en los próximos años, algo que volvería a poner bajo presión el balance interno restringiendo el crecimiento de la exportación. (fuente Noticias AgroPecuarias)