(Conexión Rural) En los últimos días el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) informó que el consumo interanual de la leche cayó 15% en enero producto de la inflación y el derrumbe del poder adquisitivo de la gente.
En este marco, una de las grandes incógnitas de Argentina es quién se queda con la diferencia entre lo que cuesta la producción original y el costo posterior en los comercios.
“En los últimos tres meses el precio de la leche que nos pagan a los productores aumentó bastante, pero sigue siendo muy bajo en comparación con lo que se paga en góndola. Hoy día la leche se está pagando alrededor de 250 a 300 pesos por litro al productor, y después en góndola está a alrededor de 1200 pesos”, graficó el productor lechero, Bernardo Rébora, a Pueblo Regional.
A pesar de esta enorme brecha de precios, el tambero reconoció que “no estamos notando una merma en la venta. Los productores están tratando de concentrar la producción en menos cantidad de animales para disminuir los costos, aumentando la producción por vaca, con un menor costo de alimentación que es el principal que tenemos en un tambo”.
Si bien reconoció que en los últimos años cerraron muchos pequeños tambos, Rébora planteó que “la producción sigue siendo la misma y siguen comprando un montón de empresas. No es que se vende menos que antes del tambo a las empresas”.
Con respecto al proceso de desaparición de los pequeños tambos, el empresario explicó que “eran unidades de producción muy chicas, y todas esas vacas se redistribuyeron en tambos más grandes, entonces ahora está mucho más concentrada la producción, pero sigue habiendo la misma cantidad de cabezas a nivel país”.