(Conexión Rural/Pablo Salinas) Incertidumbre es el calificativo más difundido en los tiempos que corren en las distintas áreas de la economía nacional. En el caso de la comercialización de harina, hay varios ingredientes que inciden en su precio, pero el principal es el valor del trigo, fuertemente influenciado por el mercado exportador.
En este marco, en marzo abril de 2022 el gobierno nacional creó el FETA (Fondo Estabilizador del Trigo Argentino), de la mano del ex secretario de Comercio Roberto Feletti, con la intención (según la versión oficial) de frenar la trepada del precio del trigo como consecuencia de la guerra Ucrania/Rusia. Con este sistema se subsidiaba la bolsa mayorista de harina, para evitar subas del pan común en las panaderías del mercado interno.
Para los empresarios que quedaron afuera del sistema, este mecanismo sólo servía para transferir dinero público a una decena de molinos, con la particularidad que el 70% de la plata estaba dirigida a Molino Cañuelas, la empresa más grande del sector.
Lo más curioso es que en el Boletín Oficial del 22 de noviembre pasado, la Secretaría de Comercio actualizó una vez más el precio al que Cañuelas y los otros molinos subsidiados (como Lagomarsino o Morixe), deberían vender la bolsa de harina a cambio de cobrar la compensación oficial.
En este marco, desde OS SA Molinos Venado Tuerto, aclararon que “nosotros nunca participamos del FETA, que es un fideicomiso al que ingresaron en un primer momento diez molinos, con Cañuelas a la cabeza. Había muchas cláusulas para ingresar a este Fondo, de hecho somos 160 molinos y sólo diez entraron en un primer momento”.
Leonardo Serrani, vicepresidente del Molino venadense, reconoció que “este sistema no le sirvió a la mayoría y hace rato que no está funcionando, pero decidieron seguir, más allá que nosotros desde la Federación de la Industria Molinera Argentina les señalamos que esto se tendría que haber instrumentado a través de la Tarjeta Alimentar u otras opciones para beneficiar al consumidor final, pero prefirieron subsidiar a determinadas industrias o harinas especiales de calidad, no sé con qué motivo”.
De hecho tampoco hubo controles suficientes para que quienes ingresaron al FETA cumplieran con el envío de la mercadería subsidiada a las panaderías, y por otra parte, los molinos que no ingresaron al programa mantuvieron los precios muy similares a los de las empresas asistidas por el Estado.
En este marco, Serrani apuntó que en la actualidad el 90% del costo de la harina viene del trigo, y “cuando se modificó el dólar de exportación, automáticamente nos aumentó el cereal. Ahora el dólar exportador está al 50 y 50, por eso en estas últimas semanas se vio un aumento en la harina. Igual, para nosotros la harina subsidiada dejó de tener incidencia hace mucho tiempo”.
Para cerrar, el empresario consideró que si el gobierno de Javier Milei decide eliminar formalmente el FETA, “no quiere decir que directamente las harinas van a subir. Todo dependerá del tipo de cambio, porque el trigo está como dolarizado”, y luego aclaró: “Nuestro competidor en compra de trigo es la exportación. El trigo cotiza en dólares y dependerá el tipo de cambio para saber a qué valor pagaremos la materia prima. El precio de la harina es proporcional al precio del trigo”.