El valor del trigo argentino preocupa al mercado brasileño

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Con compras totales que se prevén en torno de los siete millones de toneladas, para el mercado brasileño la suba de los precios del trigo en la Argentina no es una noticia que pasa desapercibida, sobre todo porque las compras del grano argentino por parte de los molinos de Brasil se estiman en torno de los cinco millones de toneladas.

 Desde fines de noviembre, en plena cosecha local, la cotización del trigo para la zona del Gran Rosario trepó hasta un 20,6%, de 170 a 205 dólares por tonelada, mientras que el precio FOB en los puertos argentinos (valor de exportación) aumentó un 21,8%, de 197 a los actuales 240 dólares por tonelada.
 «Si no estuviera el Arancel Externo Común del Mercosur (AEC), que penaliza con un 10% de impuesto a la mercadería procedente desde fuera del bloque, los 240 dólares actuales del trigo FOB argentino estarían a la par del trigo duro de invierno estadounidense, en cuyo caso muchas fábricas optarían por el grano de Estados Unidos. Sin embargo, el arancel está y pese al aumento de precios, aún lo mantiene competitivo», dijo a LA NACION desde San Pablo Roberto Sandoli, especialista en el mercado de trigo de la consultora INTL FCStone.

El analista brasileño explicó que varios molinos lograron posicionarse con compras de trigo argentino para entregas entre abril y mayo, e incluso hasta en junio, antes de la suba. «Sin embargo, para quienes no lo hicieron, el aumento de precios tiene un impacto significativo en el presupuesto de las fábricas, ya que se perdieron de cerrar valores que estaban entre 20 y 30 dólares más baratos».

Para Adrián Seltzer, operador de la corredora Granar SA, «por el temor a la suba de las retenciones, en el actual ciclo comercial del trigo se registró un apuro de los productores por vender sus granos de manera anticipada, para así evitar la eventual penalización, y un fuerte interés de los exportadores por acelerar contratos de venta al exterior, para quedar exceptuados de pagar un mayor impuesto sobre mercadería comprada antes de la posible suba de las retenciones. Por eso hoy vemos un mercado local tan firme a poco tiempo de terminada la cosecha que, además, coincidió con una demanda externa que necesita diversificar proveedores, por la fuerte caída de la cosecha de Australia y por las menores ventas de Rusia».

Al 22 de enero la exportación compró 13.817.400 toneladas de trigo argentino de la campaña 2019/2020, un 42,9% más que un año atrás, en tanto que el volumen de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) sumó 11.984.100 toneladas y superó en un 71,4% a la cifra registrada a igual fecha de 2019, según datos de la Dirección de Planeamiento y Análisis de Mercado del Ministerio de Agricultura de la Nación.

Sobre la relación con Brasil, Seltzer explicó que cuando el remanente del saldo exportable argentino se asemeja a lo que necesitan comprar los molinos brasileños los precios se fortalecen, como está ocurriendo anticipadamente en la actual campaña. «Lo que sucede normalmente en la relación comercial entre la Argentina y Brasil por el trigo, en esta campaña se está dando de manera anticipada, pero no es algo que podamos considerar inusual, ni imposible de predecir por la demanda. De hecho, muchos molinos harineros brasileños tienen tres o cuatro meses de abastecimiento asegurado a valores más bajos que los actuales, mientras que otros, no podría decir si por una mala estrategia comercial o por falta de respaldo financiero, tienen solo unas semanas de materia prima ya comprada», explicó.

Preocupación por la harina

La mayor preocupación en Brasil, según Sandoli, es el impacto de la suba del valor del trigo sobre el precio de la harina. «A pesar de que la economía brasileña muestra algunos síntomas de recuperación, ese movimiento aún es tímido y las mejoras que las fábricas esperaban (para las bolsas de harina) no fueron de la misma proporción que las reflejadas sobre los precios del trigo», advirtió.

Cabe recordar que el gobierno de Brasil abre de manera anual un cupo de 750.000 toneladas para importar trigo desde fuera del Mercosur sin aranceles. «Esa cuota aún no se ha utilizado y considero que los molinos están esperando el momento adecuado para solicitar acceder a una parte de ella», dijo Sandoli. Agrego que hasta el momento «ya hay un molino que, ante precios similares, expresó su preferencia por el trigo estadounidense, principalmente para la entrega en mayo, cuando se prevé que la presión de la nueva cosecha del hemisferio norte deprima los valores».

Respecto del cupo libre de aranceles que el gobierno de Brasil puede asignar, Seltzer dijo que «ese beneficio, en general, es utilizado por la demanda vecina justamente en momentos como el actual, cuando nuestro trigo deja de ser el más accesible, y suelen tenerlo como herramienta para mostrar cierto freno en la demanda, con la esperanza de que eso produzca la caída de las cotizaciones».

Añadió que también es habitual en los momentos en que la mercadería argentina muestra picos de precios «escuchar desde Brasil que la calidad del trigo argentino es inferior a otros y que están dispuestos a pagar unos dólares más por grano de otro origen que les asegure uniformidad en la harina e, incluso, que comercialmente les sirve importar trigo desde países con los que pueden negociar a cambio, por ejemplo, la venta de carnes bovina, porcina o aviar. Todo esto es parte de una estrategia comercial usual, tendiente a bajar el valor del trigo argentino».

En los últimos días, entre la aparición del coronavirus en China y la incertidumbre sobre las eventuales compras chinas de trigo estadounidense, se registraron bajas en los precios en las Bolsas de Chicago y de Kansas. «El trigo de los Estados Unidos tienden a ser más barato y si las fábricas necesitan comprar algo en este momento, creo que darán preferencia al origen estadounidense», dijo Sandoli.

Y en cuanto a la perspectiva para los próximos meses, el especialista brasileño señaló que si los valores del trigo argentino no retroceden y si siguen a la par del grano de los Estados Unidos, «los principales molinos del sudoeste y del noroeste de Brasil tenderán a preferir el trigo estadounidense, es decir, la mercadería de la Argentina necesitaría tener un cierto ‘descuento’ frente a la de EE.UU. para volver a entrar en la preferencia de la industria brasileña».

Por su parte, Seltzer señaló que en adelante las oscilaciones del valor FOB del trigo argentino y la actividad demandante de Brasil «estará signada por la forma en que utilicen las toneladas que pueden importar sin arancel y, fundamentalmente, por la actitud del gobierno de Jair Bolsonaro respecto del AEC». (fuente La Nación)