En el primer cuatrimestre se faenaron unos 250 mil animales menos que el año pasado

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Los datos de faena correspondientes a los primeros cuatro meses del año revelan algunos indicadores que refuerzan la teoría de una paulatina transición hacia la retención de vientres. Sin embargo, existen otros indicadores que aún no se conocen plenamente que podrían estar marcando cierta desaceleración de esta tendencia.

En este sentido, la faena bovina no siempre es un indicador instantáneo de lo que verdaderamente se esta decidiendo tranqueras adentro. Gran parte de lo que hoy se está viendo en la faena, es producto de decisiones tomadas con anterioridad que deben interpretarse conjuntamente con otros indicadores para comprender cabalmente el contexto.

De acuerdo a los datos recientemente publicados por el RUCA -Registro Único de la Cadena Agroalimentaria-, la faena del primer cuatrimestre totalizó 4.218.451 animales. Comparado con igual período del año pasado, esto marca unos 250 mil animales menos llegando a faena.

En los últimos cuatro años, de 2018 a 2021, la faena del primer cuatrimestre del año quiebra el umbral de los 4 millones para posicionarse en un promedio de 4,3 millones de animales, marcando un pico el año pasado con 4,47 millones de cabezas faenadas en los cuatro meses.

Paralelamente, a partir del 2018 esta mayor faena fue acompañada de una creciente proporción de hembras sacrificadas. El punto máximo en estos primeros cuatro meses del año se registró en 2019 con una participación del 49,4%, nivel muy similar al alcanzado 10 años atrás, en la que recordamos como la gran liquidación del período 2009-2010.

Sin embargo, a diferencia de aquella fase de liquidación, afortunadamente, el pico en estos años no logró sostenerse en el tiempo, dando paso a una paulatina estabilización que permitió retornar rápidamente a niveles consistentes con un equilibrio del stock.

El dato de este primer cuatrimestre de 2021, muestra una participación de hembras en el total faenado del 45,8%, inferior al 47,1% promedio registrado en igual período de 2020 y lejos ya del 49,4% registrado en 2019.

En términos absolutos, es interesante observar que de los casi 250 mil animales menos que llegaron a faena en estos primeros cuatro meses del año, 169 mil responden corresponden a un menor sacrificio de vaquillonas acompañado de una estabilización en la faena de vacas. A su vez, analizando los datos de faena por dentición, se observa una menor proporción de hembras jóvenes de 2 y 4 dientes lo que abona la hipótesis de una mayor retención de vientres para reposición. Si a estos datos, sumamos el recorrido ascendente que tuvo el precio de los vientres para cría en el último año (110% a 115% vaquillonas y vacas nuevas, preñadas), también se estaría viendo reflejada esta hipótesis en el interés de la demanda.

Sin embargo, un primer indicador que podría llegar a invalidar esta teoría y que aun desconocemos es el stock real con el que se inicia el ciclo. Es posible que la menor faena de hembras también sea el reflejo de una menor disponibilidad. Algo que muy probablemente esté sucediendo, solo que aun se desconoce la magnitud.

Paralelamente, otro indicador a analizar como un reflejo más instantáneo de las decisiones del productor es la salida de terneras de los campos de cría hacia otros establecimientos de invernada o engorde. Esto lo vemos en los informes de movimiento de terneros y terneras que elabora el MAGyP en base a datos del Senasa. De acuerdo a los datos de los primeros tres meses del año, la proporción de terneras que estuvieron saliendo de los campos de cría con destino a engorde no disminuyó mucho en relación a ciclos anteriores, apenas se observa un leve quiebre en la curva de medio punto porcentual respecto del año pasado (44,1% vs 44,6%), luego de tres ciclos en crecimiento.

En concreto, los datos de faena del primer cuatrimestre reflejan un cambio de tendencia en el ciclo ganadero que sin dudas comenzó a gestarse meses atrás. En efecto, si este mismo indicador de proporción de terneras enviadas a feedlots, se analiza para los últimos cuatro meses del año, se observa una correlación con la menor cantidad de vaquillonas que hoy se ve en la faena de los primeros meses del año, puesto que, durante el último cuatrimestre de 2020, del total de terneros/as ingresadas a establecimientos de engorde, el 47,5% fueron hembras, comparado con el 50,1% de un año atrás.

Hasta tanto no haya suficientes datos como para evaluar cabalmente los movimientos registrados en la presente zafra y en relación a la real disponibilidad de hacienda al inicio del ciclo, no es posible confirmar que estemos ante el inicio de una fase de retención, solo a la luz de los datos de faena. (fuente AgroClave, diario La Capital)