El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, alertó en Mercosoja, que se está realizando en esta ciudad con la organización de Acsoja y la Federación de Acopiadores, que la exportación de harina de soja, el principal producto de venta al exterior del país con unos US$10.000 millones, está en riesgo por la pérdida de proteína.
De casi un 39,7% de proteína que tenía la soja en 2000/2001, se cayó a 34,6 por ciento en las últimas campañas.
La industria busca elevar en la molienda el nivel, pero igual está bajo. La base de comercialización en la Argentina es del 46,5 por ciento, un escalón menos respecto del 47% que había hasta 2013.
Los competidores directos están por encima de la base de comercialización: 48 por ciento en Brasil y Paraguay y 47,5 por ciento en los Estados Unidos.
Según Idígoras, compradores como Vietnam, que se lleva unas 5 millones de toneladas de harina por casi US$2000 millones, están alertando por la pérdida y avisando que podrían ir a buscar la mercadería a otros destinos.
Hasta hace 10 años, el 50% de la harina iba a Europa. Ahora allá no va más del 40 por ciento mientras casi un 60% tienen como cliente a Asia.
«Estamos rogando que el FMI nos de 5400 millones de dólares (el desembolso que se debería hacer próximamente) y un solo producto representa el doble de eso. Estamos empezando a bajar el producto estrella de la Argentina», apuntó Idígoras. «Está en riesgo la exportación de harina de soja».
Luego remarcó: «Hoy Vietnam depende de la harina para alimentar sus cerdos y aves. Nos dice que si no cumplimos las condiciones mínimas van a comprar en Brasil y Estados Unidos».
La variedad, el ambiente y la nutrición, escasa en la Argentina, están entre los factores que influyen en la proteína. Para Idígoras, «se necesita un replanteo tecnológico de la producción de soja para que haya una relación virtuosa entre rinde y proteína».
En cuanto al manejo, influyen en la proteína la fecha de siembra y la elección del grupo de madurez.
«A medida que se atrasa la fecha de siembra (de noviembre a enero), se han encontrado relaciones positivas con el porcentaje de proteína y relaciones negativas con el de aceite. En cuanto a los grupos de madurez, existe una tendencia a mayor contenido de proteína y menor aceite en los grupos de madurez más largos», apuntó el reconocido fitomejorador Rodolfo Rossi.
Entre otros puntos por trabajar, destacó que una mejora también debe pasar por un tema de nutrición, algo donde la Argentina todavía tiene mucho por mejorar.
Verónica Vicco, gerenta regional de Calidad de LDC, destacó algunos de los problemas que se generan con la baja de la proteína, como pérdidas adicionales por descuentos comerciales o riesgos de rechazos, pérdidas de rendimientos industriales por mayor secado y descascarado, lo que genera mayor consumo de energía, disminución de hasta un 20% en la molienda para lograr mayor secado, entre otros inconvenientes. (fuente diario La Nación)