La complejidad del manejo de malezas para los cultivos de fina viene cambiando en los últimos años, con surgimiento de nuevas malezas resistentes y el crecimiento de estas a nuevas zonas.
Las malezas de invierno que más complican son el raigrás —con resistencia a glifosato, a graminicidas ACCasa y ALS- los nabos —con resistencia a glifosato, 2,4-D y ALS- y la Rama negra —con resistencia a glifosato y ALS-.
Estos tres grupos de malezas se ubican mayormente en el centro y sur del área agrícola, pero con algunos focos más alejados también. Todo esto hizo que el gasto de herbicidas se incremente, alcanzando, según una encuesta de REM a los socios regionales de Aapresid, los 60 dólares por hectárea en al sur de Buenos Aires y casi 40 en la zona núcleo.
Luciano Piloni, miembro de la Regional Tres Arroyos de Aapresid y titular de Aiagro, asesora unas 14.000 hectáreas en esa zona donde el Raigrás y los nabos resistentes son las principales malezas en la fina. El asesor basa su estrategia de manejo en 4 pilares: el monitoreo, el manejo del cultivo, el control químico y el análisis de la información registrada. Para el monitoreo utiliza una app específica de Auravant que tiene en convenio con Aappce. También hace hincapié en conocer el previamente el patrón de emergencia de estas especies resulta muy importante: en raigrás es otoño-invernal, mientras que el nabo nace casi todo el año, con dos picos, uno en otoño y otro en primavera.
En el manejo de raigrás, el antecesor no tiene demasiada influencia. Prefiere hacer siembras tempranas de trigo, de mitad de mayo, con variedades de buen macollaje para mejorar la competencia frente a la maleza. También están implementando el uso de bioestimulantes en semillas para disminuir el efecto fitotóxico de preemergentes.
En lotes sin historia de raigrás resistente a glifosato hacen los barbechos con graminicidas fop o dim, en mezcla con glifosato y adyuvantes. En postemergencia usan graminicidas como Hussar, Merit o Axial.
En lotes con resistencia a glifosato, el barbecho lo hacen con doble golpe, agregando al segundo golpe un herbicida residual como Sumisoya, Yamato o ambos. En postemergencia hacen un graminicida, sin mezclarlo con hormonales, haciendo primero una aplicación para gramíneas y luego otra para hojas ancha.
Tratan de prestar mucha atención al tamaño de la maleza para los controles y se rotar sitios de acción herbicidas.
Para los nabos, los mayores problemas se presentan en lotes que vienen de soja de segunda donde los controles son deficientes. Los barbechos se hacen con hormonales en mezcla con PPO o con residuales como diflufenican y flurocloridona. En postemergencia aplican mezclas de ALS (no por crucíferas, sino por el resto de las malezas) con PPO, diflufenican o flurocloridona.
En estos tratamientos se ven efectos fitototóxicos considerables.
Por último, Piloni hace referencia a la importancia del análisis de la información, midiendo el resultado de cada decisión tomada y de intercambiar información con otros colegas y productores, por lo que participa de varios ámbitos de este tipo.
Marcos Mitelsky se desempeña en la zona de Ramallo, sobre unas 14.000 hectáreas y es parte de la consultora LMAgro. Allí tienen un laboratorio de biología aplicada, donde vienen estudiando biotipos de Rama negra desde hace unos años en los que encuentran resistencia a ALS, baja susceptibilidad a glifosato y variabilidad en la sensibilidad a 2,4D y Dicamba. Trabajan en colaboración con Ignacio Dellaferrera, especialista en resistencia de la Universidad Nacional del Litoral.
Para el manejo de Rama negra, propone plantear 3 escenarios:
Es cuando el manejo que se viene haciendo sigue teniendo buenos resultados para el productor y la zona, normalmente basado en metsulfuton o Finesse, herbicidas ALS. En estos casos la recomendación es mejorar el monitoreo en macollaje para detectar posibles escapes por rebrotes o nuevos nacimientos.
Empezaron a verse algunos escapes a la cosecha del trigo en los lotes de la zona. En esta situación hay que estar muy atentos al macollaje y controlar los escapes. Si estos escapes no se controlan en ese estadio, por más que no se afecte el rendimiento del trigo, luego es muy difícil hacerlo antes de la siembra de la soja con quemantes. En el macollaje la recomendación es hacer los tratamientos con mezcla de hormonales u hormonales con quemantes, para no fallar.
En esta tercera situación, ya se vieron escapes con ALS en la última campaña (diclosulam, clorimuron, etc.) y la residualidad fue muy corta, viéndose muchos lotes sucios en la zonea la cosecha. Aquí ya habría que asegurar un buen control en el barbecho con mezcla de homonales y usar herbicidas residuales distintos a los ALS, y con control de Rama negra, como flumioxazin o terbutilazina. Manteniendo la misma recomendación respecto al monitoreo y tratamientos en macollaje.
El mensaje final del asesor no es alarmar, sino estar más atentos, lote a lote. Hacer el manejo más adecuado desde el barbecho, atendiendo a lo visto en la campaña pasada y lo que se vaya observando en el transcurso de esta.
Eugenia Niccia, miembro del equipo REM, recordó que el éxito o fracaso del control químico dependen del producto, del momento y de la calidad de aplicación. En este último punto, es importante el asegurar el correcto estado general de la pulverizadora, hacer correctas mezclas de tanque, una correspondiente calibración de la aplicación y prestar suma atención a las condiciones ambientales.
Por último, debe monitorearse permanentemente las condiciones de evaporación, deriva e inversión térmica.