¿El cambio en la nutrición de los bovinos puede ayudar en la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que provoca la ganadería?
El tema fue abordado por el ingeniero agrónomo Jorge Martínez Ferrer del Inta Manfredi, en una de las Jornadas a Campo del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina.
En un encuentro realizado en la cabaña La Glicina, de Oncativo (Córdoba), bajo el lema “Cómo lograr un rodeo eficiente y sustentable”, Martínez Ferrer destacó la necesidad de adoptar prácticas que minimicen el impacto ambiental sin sacrificar la eficiencia y productividad del sector, subrayando la responsabilidad de Argentina en contribuir a la mitigación del cambio climático.
El ingeniero del Inta arrancó explicando el impacto de los GEI, especialmente el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, en el aumento de la temperatura global. Martínez Ferrer apuntó que las emisiones generadas por la ganadería no son el principal factor pero recordó que el sector agropecuario representa un 40% de las emisiones del país, y 15% proviene de la fermentación entérica de los rumiantes.
La producción de metano en bovinos es un proceso natural e inherente a su digestión, por lo cual “el desafío radica en reducir estas emisiones sin afectar la productividad”. Ferrer resaltó que la demanda mundial de carne y leche continúa en ascenso, lo que inevitablemente llevará a un aumento en la producción y, por ende, en las emisiones. “No estamos en un dilema; necesitamos generar condiciones de producción que permitan satisfacer la demanda sin aumentar las emisiones actuales”, advirtió.
En la presentación, el especialista hizo una comparación entre sistemas de producción de baja y alta productividad. Según estudios mencionados por Martínez Ferrer, los sistemas de baja productividad, caracterizados por malas prácticas reproductivas y sanitarias, generan una huella de carbono significativamente mayor.
A la hora de aportar soluciones, puntualizó que incrementar la eficiencia reproductiva (como aumentar el porcentaje de destete) podría reducir considerablemente las emisiones por kilo de carne producida. Otras estrategias de mitigación son:
–Mejora de la dieta: aumento del nivel de concentrado en la alimentación para modificar el metabolismo ruminal y reducir la producción de metano. También se propone el uso de grasas y aceites que demostraron ser efectivos en la reducción de emisiones en sistemas intensivos.
–Uso de subproductos y aditivos: incorporación de subproductos alimenticios que, además de su valor nutricional, pueden contener compuestos que disminuyen las emisiones de metano y mejoran la eficiencia en el uso del nitrógeno. Entre los aditivos, destacó el 3-NOP (nitrooxypropanol), un compuesto capaz de reducir hasta 30% las emisiones de metano en sistemas intensivos.
–Manipulación ruminal: aplicación de técnicas como la eliminación de protozoos o la inclusión de nitrato en la dieta, lo cual capta los hidrógenos liberados en el rumen, reduciendo así la formación de metano.
-Optimización del pastoreo y calidad del forraje: para aumentar la digestibilidad y, aunque las emisiones totales pueden incrementarse, lograr una reducción en las emisiones por kilo de producto generado.
Un aporte más es el de hacer selección genética: “hacer una selección de animales que, sin reducir su productividad, emitan menos metano”.
El ingeniero concluyó destacando la importancia de contar con datos precisos y de seguir invirtiendo en investigación para medir las emisiones y el secuestro de carbono en los diferentes sistemas productivos. (fuente Noticias AgroPecuarias)