Las buenas noticias que trae la producción no tienen el mismo correlato en los precios del mercado de granos de la Argentina. La campaña triguera alcanza excelentes niveles en cuanto a productividad y avance del ciclo, pese a algunas advertencias sobre enfermedades, y los maíces de segunda compiten en rinde con los de primera. Sin embargo, la volatilidad externa generada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la fuerte devaluación del peso en el país tras las Paso, metieron ruido en las cotizaciones en dólares de la mayoría de los productos.
“La suba del tipo de cambio de $46,5 por dólar a $60, para luego bajar a $58, hizo subir el precio de todos los productos en pesos pero dejo mucha incertidumbre en el mercado”, aseguró Lorena D´Angelo, analista de mercados y asesora comercial. “Además, se llegaron a paralizar las operaciones cuando surgieron los rumores de aumento en los derechos de exportación de $ 4 a $ 6 sobre el precio FOB en los granos”, aseguró y aclaró que (si bien eso no ocurrió) ante el rumor los compradores se retiraron del mercado y los precios sufrieron una fuerte caída en pesos y en dólares”.
“La desmentida posterior dejó su impacto en el mercado ante la vulnerabilidad de los precios de los granos ante semejante noticia y los valores luego se reacomodaron a la situación pero con bajas en dólares en el mercado del maíz y del trigo, mientras que la soja mostró subas por contagio del mercado externo”, detalló D´Angelo.
Algo similar planteó Juan Pablo Galleano, de Puertos SRL, empresa asociada a Agroeducación. “La política en general afectó los mercados de granos, por un lado la nacional (trigo y maíz) y por el otro la internacional (soja)”, dijo y consideró que “sólo esta última muestra datos más claros para decidir, pero en el caso de los cereales deberemos esperar a que las condiciones de incertidumbre pasen para tomar decisiones correctas”, planteó.
Según indicó Galleano, planteó que este año la relación de precios para marzo o abril entre maíz y soja (u$s 160/240) era propicia para que los productores optaran por el primero, teniendo en cuenta que en la campaña pasada con una diferencia mayor en favor de la soja hubo un empate técnico en cuanto a volúmenes recolectados. “Si bien aspectos productivos y de mercado en Estados Unidos hicieron caer durante la semana pasada las cotizaciones del cereal, los temores sobre las futuras políticas económicas, golpearon en los valores y en las intenciones autóctonas”, dijo y por eso, “es de esperar que quien decidió apostar al maíz en detrimento de la soja, haya obrado en consecuencia y cerrado un buen volumen de negocios a los precios mencionados”, agregó.
También planteó que si se observa el trigo “nos encaminamos a una cosecha récord, con un importante aumento en el área sembrada respecto del año anterior, pero en un contexto internacional favorable para los precios, por problemas productivos de final de ciclo en Europa, y las secuelas de la mala cosecha del año pasado”, dijo y señaló que hubo sorpresa por la baja de las cotizaciones del trigo diciembre que cayó de 175 dólares a 155, en pocos días y sin más explicaciones que la incertidumbre de políticas económicas futuras.
En términos productivos, el cereal fino está en un momento óptimo. “El 75% de los trigos de la región núcleo están en condición de excelentes a muy buenos”, informó la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Rosario, mientras que el 25% restante está en condición buena.
GEA señaló que se avanza “a paso firme y seguro por las 7 millones de toneladas” y que el cereal presenta “una condición envidiable al compararlo con sus dos ciclos previos”. De hecho, en 2017, a esta misma altura del ciclo, el 22% de los cuadros trigueros se encontraban regulares, afectados por los encharcamientos, mientras que el año pasado, las menores cargas de lluvias que limitaron los perfiles del oeste ya empezaban a marcar a los cultivos de los departamentos de Marcos Juárez y Unión.
Aún así los técnicos de GEA advierten sobre la necesidad de un monitoreo constante por enfermedades y aseguran que “est año, no nos salvamos de bailar con las royas”. El pulso frío y las heladas de las últimas semanas aletargaron la aparición de problemas de sanidad. “Todavía no se han iniciado los controles de enfermedades en trigo, aunque se siguen caminando los lotes, evaluando el avance de las pústulas de roya anaranjada y amarilla. La falta de lluvias, la fuerte presencia de bajas temperaturas y heladas que se suceden, sin dejar semana de tregua están conteniendo la presión de enfermedades”, advirtió GEA y señaló que “habrá que estar muy atentos para ser efectivos en los controles y llegar en tiempo y forma oportuna”.
Por otra parte, en cuanto a maíces de segunda “hay que tener paciencia y esperar un poco”, según comentan en el centro sur de Santa Fe, donde están terminando de cosechar los maíces de segunda y tardíos con una humedad de 13,8%.
De todos modos, “no hay dudas sobre el excelente año que tuvieron con resultados que compiten mano a mano con los de primera. En Bombal cosecharon tardíos con promedios de 110 qq/ha; en Monte Maíz, hubo rindes de 110 qq/ha para el maíz tardío y 90 quintales para los de segunda”, detalló GEA.
En el centro norte santafesino, la estabilidad climática, los días soleados y despejados permitieron los movimientos de equipos y cosechadoras sin inconvenientes. Así, lo indicó el informe semanal de Sistemas de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de Santa Fe.
Según detalló el relevamiento, “un 95 % del cultivo en estado bueno a muy bueno con lotes excelentes, un 3 % en estado bueno a levemente regular y un 2 % en estado regular, se observó hasta la fecha, en toda la superficie sembrada”.
“La variación de los estados bueno a levemente regular y regular, se incrementó por las condiciones ambientales, en particular, temperaturas medias diarias 10 a 15 ºC, días ventosos, elevada humedad y rocíos fuertes (varias horas de agua libre sobre la superficie foliar) y variedades susceptibles, que favorecieron el incremento de la presencia de pústulas de roya amarilla o estriada (Puccinia striformis), roya de la hoja o anaranjada (Puccinia recondita) y la presencia de mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis)”, detalló el informe de SEA.
En cuanto al maíz, la campaña 2018/2019 alcanzó una superficie de 184.500 hectáreas, de las cuales 89.000 fueron de primera, que tendría como destino futura venta comercial y otro porcentaje como forraje, para consumo animal bovino. Otras 95.500 ha fueron de maíz de segunda o tardío.