La agricultura presenta desafíos agronómicos cada vez más complejos que los productores deben sortear para no quedar en el camino. Por eso, es clave aggiornarse con know how y tecnología para poder lograr los techos productivos.
En este contexto, el pasado 28 y 29 de junio se realizó en Córdoba el 18° Encuentro Nacional de Monitoreo y Manejo de Plagas, Enfermedades y Malezas, organizado por “Halcón Monitoreos” para estar actualizados sobre una de las tareas clave de los productores, como es la protección de los cultivos.
Uno de los referentes que participó fue Enrique Lobos, desarrollista de Tecnologías para Protección de cultivos, quien participó del curso “Alerta de plagas con trampas de luz y feromonas”.
“Para dar las recomendaciones en el control de plagas en los cultivos extensivos resulta necesario definir la densidad o daño de la plaga a nivel predial y contemplan el estado dañino de los insectos”, comenzó explicando el especialista.
“Para determinar si la plaga está en la densidad crítica de control (nivel de daño económico o umbral de control), se deben contar plantas dañadas, orugas por planta, larvas por golpe de paño vertical”, especificó.
Esta situación, agregó, determina estar atento a la evolución de la plaga desde los primeros encuentros de sus formas inmaduras y en particular en el período de susceptibilidad del cultivo. “El tiempo desde la detección hasta el momento de control puede ser muy corto, dependiendo de la plaga y cultivo y sobre todo de cómo se gestiona el monitoreo de los estadios dañinos”, aclaró.
En el caso de los lepidópteros, los cultivos son colonizados por los adultos, a lo que la presencia de desoves (puesta de huevos por parte de las hembras) y primeras larvas neonatas son evidencia de esa colonización.
A partir de la existencia de feromonas, disponibles con alguna restricción para la mayoría de las especies plagas conocidas en los cultivos, es posible conocer más detalles de ese proceso por el cual las plagas llegan al lote.
Según el experto, permite superar esa dimensión predial en la que se monitorea las larvas y el daño y posicionarse en dos dimensiones, que antes estaban implícitas y que ahora pueden ser abordadas con más detalle: la dimensión espacial, representada por las áreas desde donde vuelan y hacia dónde llegan las mariposas (la mayoría de las especies plagas que consideramos en los cultivos extensivos son grandes voladoras), lo que podría generar un mejor entendimiento de cómo se mueven las plagas entre distintas áreas, zonas e, inclusive, entre lotes de campos de grandes dimensiones; y la dimensión temporal, que se manifiesta tras cada generación de la plaga en un cultivo (dos o más generaciones de S. frugiperda en maíz) o sucesión de cultivos (Helicoverpa gelotopoeon en garbanzo y después pasa a soja).
“Ambas dimensiones se pueden evaluar con trampas distribuidas en un campo o zona productiva y en sucesivas campañas se puede determinar el momento de aparición de una plaga (emergida de una pupa invernante o adultos inmigrantes) y el modo en que la colonización evoluciona en el región, área o campo. Las capturas de trampas son la primer alerta para el profesional que puede gestionar anticipada y oportunamente el seguimiento de las plagas”, remarcó.
Así, para Lobos, esta información se convertirá en ventajas competitivas y comparativas para los profesionales que podrán capitalizarla para una correcta gestión de las prácticas de la protección de cultivos.
“Con la evolución de la técnica del monitoreo de adultos se podrían implementar consorcios de productores, de profesionales o de redes, que utilizarán este recurso para un manejo de plagas a un nivel zonal o de grandes áreas”, sostuvo.
De todas maneras, reconoció que aún falta desarrollo tecnológico (como trampas automáticas), conocimiento científico (relación captura de trampas-futuro, daño-aviso de alerta) y lo más para crítico para Lobos, la percepción de que la problemática de la plaga se puede abordar desde una visión en conjunto, coordinados con asistencia profesional, potenciando los esfuerzos, para disminuir el impacto negativo de las plagas y preservando las tecnologías de protección de cultivos y minimizando su efecto perjudicial en el ambiente.