El trigo y la cebada están ingresando en gran parte del país a su período crítico, y es momento entonces de ajustar el manejo para maximizar los rendimientos esperados a la hora de la cosecha.
Los primeros pasos fueron asegurar una buena implantación y stand de plantas de acuerdo al potencial de cada zona, como así también una excelente nutrición desde los estadios iniciales de macollaje, mientras que ahora es el turno de continuar con las etapas en las que comienzan a definirse la cantidad de espigas por metro cuadrado y de granos por espiguilla, que son los componentes más importantes a la hora de definir el potencial de rinde.
“Es oportuno empezar a pensar y plantear que es imposible hablar de sistemas de alto potencial o tecnología sustentables que no contemplen un esquema de partición en la entrega de nutrientes”, indica Gustavo Churin, socio de Ingeniería en Fertilizantes (IF).
Por eso, “desde IF no sólo ofrecemos nutrición integral a través de los fertilizantes SOLUM + FRONDA, sino una estrategia y tecnología de procesos para aplicar sobre nuestros cultivos”, sostiene.
En ese punto, añade que no solo se trata de apuntar a una mayor cantidad de kilos por hectárea, sino también a mejorar los parámetros de calidad –ya sea proteína o gluten, por ejemplo– y en ese camino menciona a FRONDA como “una herramienta excepcional ya que nos permite entrar en estadios avanzados”.
El impulso de un año Niño
Para Churin, otro aspecto que debe tenerse en cuenta es el pronóstico de El Niño para la presente campaña y que hace que FRONDA sea más que nunca una herramienta clave, ya que permite hacer correcciones de nutrientes de rápida disponibilidad, como así también disminuir las pérdidas de los mismos dentro del sistema.
El análisis de suelos previo a la siembra siempre es clave y el experto sostiene que en los suelos más degradados, hay que “estar atentos al manejo, y aplicar tecnologías, rotaciones adecuadas a cada zona,
hacer hincapié en la correcta nutrición y el agregado de materia orgánica particulada de elevado valor biológico que permita mejorar los parámetros tanto físicos como químicos de calidad.
De allí que el uso de fertilización variable es una herramienta que permite potenciar el rinde de los cultivos y disminuir el riesgo de pérdidas de nutrientes, maximizando su uso en cada zona.
“SOLUM + FRONDA son una solución integral para los ecosistemas agropecuarios, ya que permiten no solo una bioestimulación del sistema, ayudando al cultivo a crecer y desarrollarse mejor, mantenerse más sanos, sino que les brinda nutrición adecuada y completa, y permite disminuir las pérdidas y aumentar las eficiencias en el uso de nutrientes”, completa Chulin.
El resultado –agrega– “son mejores rindes potenciales, sistemas más sanos y resilientes, y menor impacto ambiental”.
Además, otro punto saliente es que ambos fertilizantes tienen manejo práctico y cómodo, ya que se operan a granel, sin generar residuos y se pueden aplicar con máquinas pulverizadoras tradicionales.
En resumen, FRONDA como alternativa foliar nitrogenada para trigo y cebada, permite particionar la entrega de nutrientes para maximizar el rinde y la calidad de los cultivos, ya que puede agregar grandes cantidades de nitrógeno de manera foliar.
Además, también hace un aporte importante al poder combinarse y potenciar la respuesta del control de fungicidas en estos cultivos, “debido a que en su fracción bioestimulante posee microorganismos autóctonos con acción de biocontrol”.