Con el trigo y la cebada ya cosechándose, y la siembra gruesa entrando a su parte más importante con el comienzo de las implantaciones de soja y de maíz tardío, el foco del productor ya no está en el clima, con las lluvias que empezaron a aparecer, si no en cómo reducir los costos, en medio de una economía cada vez más complicada.
En ese sentido, llegan buenas noticias desde el exterior: el precio del glifosato y de otros herbicidas cayó fuertemente en lo que va del año.
De todos modos, también hay malas: las importaciones de fertilizantes no repuntan y, como en el caso del gasoil, es probable que haya escasez en algún momento del ciclo. .
El precio del glifosato
Según un informe de la consultora AZ Group, después de alcanzar valores máximos en enero de 2022, el precio del glifosato muestra una tendencia a la baja en mercado local y desde entonces perdió un 52% de su valor.
En ese período, pasó de US$ 13,2 por litro a los U$S 6,4 de la actualidad y solo en 2023 los precios cayeron un 21%.
En términos relativos, en los últimos tres años, se necesitaron 21 kilos de soja por litro de glifosato, cuando en los últimos 12 meses se necesitaron 17 kilos.
Mientras que, con los actuales valores, esta relación se vuelve aún más favorable, y son necesarios 12 kilos para comprar un litro del herbicida.
Asimismo, si bien la mayor baja de precios se registró en glifosato, hay otros productos como glufosinato, cletodim y 2-4 D también acompañan la tendencia, con bajas del 67%, 58% y 35%, respectivamente.
Los fertilizantes
Sin embargo, el problema está por el lado de los principales fertilizantes, urea y fostato monoamónico (MAP), que en septiembre registraron una nueva baja mensual en las importaciones.
De acuerdo con el informe de AZ Group, en septiembre se importaron 62.000 toneladas de urea, a un valor promedio de U$S 426 por tonelada.
Ese mes suele ser uno de los de mayores volúmenes de compras en el año, por lo que esta retracción permite visualizar un escenario complejo para el abastecimiento local.
En el acumulado anual, la retracción en la importación de este insumo contra la campaña 2022/23 es del 29%, unas 515.000 toneladas.
“No se encontraban niveles de importación tan bajos desde 2017”, destacó Jeremías Battistoni, de AZ Group. En este punto, destacó que las últimas lluvias impulsarán a las labores de una campaña, que vio demorada el arranque por falta de precipitaciones.
“Las restricciones del sector importador podrían llevar a cuellos de botella logísticos en la medida que las fechas de siembras se comprimen”, advirtió.
En lo que refiere a precios, el valor local de la urea es de U$S 839, cifra que refleja una baja mensual de U$S 21.
Por el lado del MAP, en septiembre se importaron 76.000 toneladas, a un promedio de U$S 523 por tonelada. Al igual que en urea, estos volúmenes de importación también reflejaron una caída en un momento de picos de importación.
El acumulado anual es de 560.000 toneladas, que hasta el momento representa una caída interanual del 7%.
“Así como en urea, la cadena comercial dejo de recibir pagos en efectivo y las ofertas reflejaron fuertes distorsiones por la inestabilidad del tipo de cambio”, explicó Battistoni.