Ganadería: lo que revela la eficiencia de conversión

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Las herramientas objetivas de selección cobran cada día más relevancia en la producción animal. Desde hace décadas, las asociaciones de productores llevan programas de mejoramiento que evalúan caracteres de crecimiento, carcasa, fertilidad y generan Deps (Diferencias Esperadas a la Progenie) utilizados de acuerdo a los objetivos de cada empresa ganadera.

Dichos Deps, para tener una adecuada precisión, deben obtenerse sobre fenotipos medidos localmente que luego son procesados por los grupos de evaluadores.

  El Foro Argentino de Genética Bovina (FAGB) viene trabajando con todos los sectores en la difusión y aplicación de estas herramientas, integrando al sector público y privado. No existen atajos en esta materia, las Deps ofrecidas por algunas empresas sin vínculo con los programas de evaluación locales carecen de la precisión necesaria.
 Las Deps tradicionales están mejorando la precisión de los individuos de manera temprana con el aporte de la genómica.
 Uno de los mayores costos en ganadería es la alimentación. Conocer cuantos kilos de carne produce un novillo en un período de engorde solo es parte de la ecuación, ya que ignoramos cuánto alimento consumió.
 Las pruebas de RFI o consumo individual en situación colectiva evalúan cuanto alimento comió un animal por kilo ganado. La diferencia de alimento consumido para una misma ganancia de peso frente a la media de sus compañeros permite establecer un residual estadístico, traducido como consumo residual, siendo una característica de eficiencia neta de conversión constante a lo largo de toda su vida y moderadamente heredable. El INTA Anguil viene trabajando desde 2018 en este tema, y el equipo del Dr. Aníbal Pordomingo desarrolló localmente los comederos y el software para procesar toda la información, logrando validarla.

La prueba Brangus

La Asociación Argentina de Brangus instrumentó el año pasado la Primera Prueba de RFI para una raza en el país. Dieciocho cabañas de siete provincias enviaron 60 toritos de un año, elegidos por su información y conectividad. Los mismos fueron genotipados y tuvieron un proceso de 30 días de adaptación y acostumbramiento nutricional y social.

Luego, por 63 días se realizó la evaluación, que arrojó resultados muy alentadores, ya que se encontró variabilidad -la oportunidad de selección- con diferencias de consumo para igual ganancia superiores al 20% entre individuos, tal como se describe en la literatura internacional. Dicho de otro modo, los toritos superiores consumieron un 20% menos de alimento que el promedio para producir los mismos kilos de carne.

Además de las pesadas y el consumo individual se registraron datos de carcasa, circunferencia escrotal, altura y score de docilidad.

El equipo evaluador de la Cátedra de Mejoramiento Animal de la Facultad de Agronomía de la UBA, a cargo del Dr. Rodolfo Cantet, es el responsable del diseño del protocolo y análisis de los resultados. Para que podamos seleccionar con precisión individuos superiores en RFI será necesario estudiar un mayor número de animales, asociándolos a su perfil genómico. Así se podrá elaborar una Dep específica para seleccionar por este carácter, incluso en animales no evaluados pero emparentados con los que vayan participando de las pruebas de consumo.

Lo más valioso de este carácter es que la eficiencia evaluada, o el RFI, es propio del individuo y correlaciona en ambientes pastoriles, permitiéndonos tener mejor «performance» en los rodeos de cría y todos los sistemas de producción de carne.

Los técnicos y directivos de AlBrangus (Asociación Latinoamericana de Brangus) analizaron la manera de compartir la información de cada país en RFI para seguir profundizando las evaluaciones conjuntas (ERBra) que hoy se hacen con otros Deps.

El coordinador de la Comisión Técnica, médico veterinario Pedro Borgatello, aseguró que se trabajará en desarrollar un protocolo conjunto que permita unir esfuerzos para aprovechar la información de todas las estaciones de testaje de la región y acelerar el progreso en este carácter. En definitiva, herramientas genéticas para lograr mayor competitividad.

Por: Martín García Fernández (el autor es vicepresidente de la Asociación Argentina de Brangus)