Si hay una imagen del nuevo concepto de “campo” y cría de cerdos, mucho más abarcativo y con fuerte hincapié en el agregado de valor, hay que traspasar la tranquera del establecimiento Las Chilcas, en el norte de la provincia de Córdoba, para visualizarla.
Salen de allí camiones con novillos, otros con cerdos, y hasta cisternas de las petroleras cargando bioetanol. Todo se produce allí adentro, combinando agricultura, ganadería y bioenergías.
Ubicado entre las localidades de Rayo Cortado y Villa María de Río Seco, el emprendimiento de la familia Aguilar Benítez, que hoy administra la segunda generación de cinco hermanos, acaba de dar un salto clave dentro de su “economía circular”.
Duplicó la cantidad de cerdas madres, dando comienzo a su segunda fase de un plan de crecimiento que tenía tres etapas originalmente, pero que está anexando una cuarta.
Doce nuevos galpones
De las 500 hembras en producción que tenía, pasó a 1.000, pero el objetivo próximo es alcanzar las 2.500. Luego hay una idea de escalar a 5.000, pero bajo otro formato de negocio.
Llegar a 1.000 madres implicó una fuerte inversión en infraestructura que rondó los 4 millones de dólares. Lo más notorio fue la construcción de 8 nuevos galpones para alojar a esas hembras, en lo que es el primer eslabón de un circuito productivo con tres niveles y tipos de infraestructura.
Se debieron sumar otros cuatro galpones para las siguientes fases de producción. En total fueron 12 nuevas estructuras de más de 80 metros de largo cada una.
Las madres ocupan el primer eslabón, luego los lechones que alcanzan los 6,2 kilos pasan a la recría hasta sumar 32 kilos y llegar al último nivel, que se completa cuando logran 130 kilos. Todo el proceso dura poco menos de seis meses.
Los galpones son imponentes, empezando por el piso de slats de hormigón que permiten filtrar el purín, que cae en una gran pileta con pendiente que hay debajo y que es del tamaño del galpón. De allí esos desechos van por una cañería hacia el biodigestor que produce biogás.
Fina eficiencia: 4 mil kilos de carne al año por madre
Hay una cifra en la producción de cerdos de Las Chilcas que impacta, y es el resultado de la fina eficiencia lograda a lo largo de los años. Cada madre produce 4 mil kilos de carne al año, lo que implica que la empresa alcanzará ahora los 4 millones de kilos de cerdo por año.
“Producimos 16.000 capones por año y vamos a ir a 32.000, lo que actualmente implica 2.100.000 kilos por año de cerdos”, contó Mario Aguilar Benítez, uno de los titulares de Las Chilcas, respecto al impacto de la ampliación que están realizando en las instalaciones.
“Pero con la ampliación de las instalaciones vamos a llegar a 4.200.000 kilos”, destacó.
La “pata agrícola” es clave para producir el propio alimento
Para poder producir semejante cantidad de cerdos, hay un pilar clave en la ecuación: la producción de alimentos, porque además “el campo” se completa con un feedlot de 14 mil cabezas. Por lo tanto la “pata agrícola” es clave.
En Las Chilcas se produce el maíz necesario para alimentar toda esa gran demanda. Y allí es fundamental el valor de los granos, ya que al estar alejado de los puertos, el precio es bastante menor al de la pizarra llena de Rosario. Como se sabe, cuanto más lejos, el valor del grano cae por la incidencia del flete.
Ahí entonces se sustenta una de las ventajas comparativas de estar en el límite con Santiago del Estero, en un ambiente en el que además la disponibilidad de maíz y soja es abundante, las condiciones climáticas favorecen la producción de cerdos. (fuente El Puntal)