A fines de mayo, técnicos del INTA Cuenta del Salado, una de las zonas ganaderas por excelencia de Argentina, alertaron por la posibilidad de intoxicaciones en animales a causa de excesos en nitratos del suelo y el agua.
Sucede que, por la sequía, es posible que el menor crecimiento de las pasturas termine con un acumulado alto de nitratos que luego los bovinos no pueden procesar y el problema puede llegar incluso a causar la muerte de ejemplares.
Esa es precisamente la principal hipótesis de un lamentable suceso ocurrido en Curuzú Cuatiá (Corrientes), donde murieron más de 200 vaquillonas en circunstancias que se están investigando, pero que todo indica sería la ingesta de pasturas con excesos de nitratos.
En este caso, según se conoció, los ejemplares estaban pastoreando un lote de raigrás.
Intoxicaciones con nitratos
En el mencionado informe del INTA Cuenca del Salado, los expertos recordaron que “esta acumulación de nitratos es más común en ciertos recursos forrajeros, como los verdeos, por ejemplo”.
Y señalaron que este proceso suele potenciarse cuando se aplicaron fertilizantes nitrogenados previamente o cuando el suelo tiene concentraciones altas de nitrógeno previo con cultivos que no los utilizaron.
Otro de los aspectos a seguir de cerca es el de las fuentes de agua para los animales: allí también pueden contener altos niveles de nitratos.
En circunstancias normales, el nitrato absorbido en el rumen se metaboliza a nitrito para, finalmente convertirse en proteína microbiana. Ante este exceso, este sistema es sobrepasado y se absorben grandes cantidades de nitrito, que es en definitiva el responsable de los cuadros de intoxicación.
“Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, se recomienda combinar el cultivo potencialmente peligroso, con otra oferta forrajera, de esta forma disminuyendo la dosis tóxica por un efecto de dilución y a su vez evitamos que los animales entren hambrientos al cultivo”, detalló el equipo del INTA.
A su vez, recomendaron “realizar un consumo gradual de estos recursos forrajeros potencialmente tóxicos, permitiendo la adaptación de la microbiota ruminal” y subrayaron la importancia de “considerar los 7 a 10 días posteriores a las precipitaciones, tras un período de sequía, como el tiempo de mayor riesgo de intoxicación”.
Los síntomas
Según los técnicos del INTA, los productores deben tener en cuenta la sintomatología de los bovinos, y seguirla de cerca. “Hay que evaluar el comportamiento de los animales una vez que ingresan a un nuevo recurso forrajero o parcela y, ante cualquier duda, consultar a su médico veterinario”, enfatizaron.
Más allá de eso, indicaron que los signos clínicos luego del consumo de una dosis tóxica de nitrato pueden comenzar rápidamente, que pueden ser minutos o también horas.
“Dependiendo de la cantidad y velocidad de absorción de nitritos en el tracto digestivo, la muerte puede ocurrir dentro de 2 a 10 horas posteriores al consumo”, alertaron.
“En los animales, el nitrito reacciona con la hemoglobina en los glóbulos rojos, formando metahemoglobina, que no puede transportar oxígeno y provocando como consecuencia un cuadro de asfixia”, añadieron.
Por eso, los animales pueden presentar somnolencia y debilidad, seguido por temblores musculares, aumento de la frecuencia cardíaca, respiratoria, babeo, agitación, pérdida del equilibrio, timpanismo y postración.