“La Blanquita”, trayectoria y diversificación, los puntales de la cabaña de porcinos más antigua del país

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(Conexión Rural/Pablo Salinas) “La Blanquita” es una de las más antiguas cabañas criadoras de cerdos de la Argentina y continúa con total vigencia y una importante diversificación en la crianza de animales. Fue creada por Juan Carlos Greco en el año 1950, con la raza Duroc-Jersey como bandera, por esos días una de las más fuertes en el sector porcino.

“Dentro de las razas conocidas era la más moderna para la época”, señala Juan Carlos Greco, nieto del iniciador del emprendimiento que en sus orígenes estuvo instalada en un poblado llamado Patricios, a unos 15 kilómetros de la ciudad de 9 de Julio.

En los 90 se separa la sociedad integrada por dos de los tres hijos del Juan Carlos fundador de la cabaña: Juan José, Blanca Azucena (de ahí el nombre de la cabaña porque falleció a los 3 años de meningitis) y Carlos Mario, padre del Juan Carlos que en la actualidad integra el grupo familiar que lleva las riendas de “La Blanquita”.

En la separación de los hermanos, Carlos Mario trasladó parte del emprendimiento “del otro lado de la Ruta 5, a cuatro kilómetros de 9 de Julio. La cabaña en sí siempre fue de cerdos, pero mi papá cuando empezó a andar en las exposiciones, entre 1965 o 1967, incorporó los ovinos, que en ese momento la raza más tradicional era el Corriedale, que fue con la que empezaron, y en las exposiciones vio que iban muy bien las Hampshire Down, que es la que seguimos manteniendo en la cabaña”.

 

Diversidad de especies

En lo que se refiere a porcinos en la actualidad crían animales de las seis razas presentes en el país (Duroc Jersey, Hampshire, Pietrain, Landrace, Yorkshire y Sppoted Poland), y también realizan algunos cruzamientos con Pietrain para hacer machos terminales y otros para obtener mejores madres.

En ovinos en “La Blanquita” tiene las razas Hampshire Down, Texel, Pampinta, Scottish Black Face y Dorper, y en caprinos trabajan con Boer, Saanen y Anglo-Nubian. En el emprendimiento familiar también crían aves y conejos para exposición.

“Cuando éramos chicos, en el año 1995 mi papá nos compró un par de gallinas de raza y un par de conejos gigantes de flandes. En ese momento habíamos sacado el campeón Duroc Jersey en la Exposición de Río IV, que se vendió en 400 pesos de ese momento, y me dijo que eligiera un conejo y lo pagó 150 pesos, que era una locura. Ahí comenzamos con todo lo que es conejos y ahora manejamos seis razas y con aves tenemos ocho razas de gallinas grandes, y también hacemos razas de pigmeos, y todo lo que es pavos reales, faisanes y algo de palomas y codornices”, enumeró Greco los distintos integrantes de esta Arca de Noé productiva.

Por si faltara algo, hace un año incorporaron la cría de llamas y ponys, en el primer caso con cabaña ya registrada, paso fundamental para poder comenzar a competir en las distintas exposiciones.

La cabaña sigue manteniendo, como en sus orígenes, una fuerte impronta familiar, ahora a cargo de los tres hijos de Carlos Mario, su esposa y la señora de Juan Carlos.

Para dar continuidad a la estirpe Greco, Juan Carlos tiene cuatro hijos, tres mujeres de 13, 12 y 10 años y un varón de 4, “las tres nenas ya se encargan de racionar y atender a las aves, y hasta el momento les gusta lo que están haciendo, así que esperemos que, en un futuro, alguno continúe con la cabaña”, se ilusiona. Por parte de otro de los hermanos de la sociedad, hay otras dos niñas que ya empiezan a mostrar su pasión por la crianza de animales.

 

Comercialización

A la hora de evaluar cómo es el sistema productivo y económico de la cabaña, Greco comentó que “nosotros nos dedicamos a todo lo que se refiere a reproductores, y lo que no nos gusta o no reúne las condiciones se descarta desde chiquito y van a faena, y lo que queda para reproducción se vende en exposiciones”.

En este sentido, “La Blanquita” ha tenido destacada participación en distintas ediciones de la Rural de Palermo y la Exposición de Río IV, y también en muestras regionales y de otras provincias.

Paralelamente, se realizan remates en la propia cabaña (en 2023 fue el número 15) en el segundo sábado del mes de marzo de cada año: “Sacamos muchos animales, de todas las especies, a remate y otros los vendemos a particulares. El nuestro es uno de los pocos remates en Argentina que incluye a tantas especies. Siempre fue un anhelo de mi papá hacer los remates en la propia cabaña, y en 2008 arrancamos con todo y desde entonces lo venimos haciendo todos los años”.

Prueba del potencial de la cabaña, es que en cada edición salen a remate alrededor de 120 cerdos, unos 150 animales entre ovinos y caprinos, y alrededor de 30 a 40 conejos. Para la edición del año próximo esperan incorporar algunos ponys y camélidos, si la producción llega bien a término.

“El remate es la actividad más importante que tiene la cabaña durante el año, además de la participación en las grandes exposiciones como la de Palermo y la de Río IV, que es muy interesante para competir por que se presentan muchas cabañas criadoras de cerdos, y sirve para ir testeando cómo estamos con la genética”, remarcó Juan Carlos y señaló con orgullo que este año se presentaron con cuatro animales y obtuvieron tres grandes campeones y una reservada gran campeón, y el primer y segundo mejor macho y la segunda mejor hembra de la muestra.

 

Tabla de precios

Para tener un parámetro de precios en porcinos, la base de cálculo es el valor del capón: “Un padrillo tiene el valor de seis o siete capones, una madre de tres a cuatro capones, en base a esto vamos calculando los precios promedio. Después el mercado y las exposiciones marcan también los valores de los animales”, explicó Greco, refiriéndose a los reproductores.

En el caso de los animales para faena se comercializan en las ferias de Saladillo y Carmen de Areco, que actúan como mercados concentradores y formadores de precios.

En la producción porcina una alta influencia tiene el valor de los cereales, dado que son animales que necesitan ser alimentados con granos, “en estos días el precio del capón volvió a aumentar, se fue por arriba de los 700 pesos y estuvo cerca de 740 pesos, pero para que el productor obtenga rentabilidad debería valer lo mismo que el maíz. Hoy el productor que no es eficiente con los alimentos y con la genética, está muy ajustado en los números”, razonó.

Acorde con la economía del país, Greco apuntó que “el cerdo tiene meses buenos y meses malos. Antes mi papá decía que teníamos uno o dos años medianos y luego uno o dos años buenos, ahora son un par de meses”.

En este contexto, la inestabilidad es el principal contrincante de los nóveles productores: “En la Argentina que tenemos hoy, donde las políticas no son buenas, no apoyan para nada a la gente que trabaja y quiere emprender. Hoy el que empieza arranca trabajando a un valor y cuando termina la producción tiene precios totalmente distintos, por eso al corto tiempo terminan vendiendo todo y cambian de actividad otra vez. No hay estabilidad, entonces la gente así de rápido como armó el emprendimiento, lo desarma si las cosas no le salen bien”.