La escases de lluvia hacen tambalear a la soja. Sin lluvias importantes en febrero y con malos pronósticos climáticos, el fantasma del desastre productivo del 2018 envuelve a la oleaginosa 2021/22. La primera estimación de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) arrojó que esta campaña se alcanzarán unas 40,5 millones de toneladas de soja. Es que se detectaron 4,5 millones de hectáreas en condiciones regulares y 1,1 millones de hectáreas en malas condiciones, de las que no llegarían a cosecha 750 mil hectáreas y eso confirma el escenario de gran complejidad trazado en enero.
Atento a los vaivenes del clima, esta semana el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda) recortó la producción do soja de Brasil, Argentina y Paraguay en 8,7 millones de toneladas respecto a lo estimado en enero, producto de la sequía que afecta a amplias zonas productoras de Sudamérica.
De esta manera, la dependencia estadounidense redujo en su informe mensual sobre oferta y demanda mundial de granos la producción argentina en 1,5 millones de toneladas hasta las 45 millones, mientras que para Brasil la nueva proyección se ubica en 134 millones de tonelada, 5 millones menos que el mes pasado. Para Paraguay, el recorte fue de 2,2 millones de toneladas hasta las 6,3 millones.
Si bien las reducciones en las proyecciones de cosecha de la oleaginosa fueron de consideración, toma mayor magnitud si se compara con la producción esperada en diciembre por parte del Usda, cuando preveía una trilla argentina de 49,5 millones de toneladas y una brasileña de 144 millones.
Cifras locales
Las condiciones ambientales del pasado mes de diciembre fueron extremas por la falta de agua y los altísimos valores de temperatura, enero 2022 fue muy dispar en precipitaciones, advirtieron desde la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario. “Lamentablemente, no sucedió lo de un año atrás cuando un inesperado caudal de lluvias de fines de enero y principios de febrero le daba un vuelco a la campaña de soja. El impacto era contundente en el cambio de la condición del cultivo en Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires. Hoy esa franja, exceptuando a Buenos Aires, sigue en una situación muy delicada y condiciones de escasez a sequía en los suelos”, señalaron.
Este año la recomposición en la segunda quincena fue acotada: sólo el NO, el centro y parte del NE bonaerense lograron la recuperación con registros de 150 mm a 300 mm. Para el resto de la región pampeana, pocas fueron las localidades que eventualmente lograron una carga de agua suficiente para rescatar los cultivos y recuperar las reservas hídricas del suelo. Hasta hoy, febrero ha dejado acumulados que han superado los 25 mm en buena parte del territorio bonaerense y algunas zonas muy acotadas del sur santafesino y el SE cordobés, centro de Chaco, Formosa, Salta y Jujuy. La evolución de la anomalía de la reserva de agua en el suelo para Argentina muestra con claridad la situación de las últimas 4 semanas en Argentina: el 35% de la soja argentina está en condiciones regulares a malas.
La entidad local estimó que el 28% de la soja está en condiciones regulares, o sea 4,5 M ha. En condiciones malas hay 1,1 M ha, un 7% del total sembrado, de las no llegarían a cosecha 750 mil ha. Aparte, por falta de agua se han dejado de sembrar 100 mil ha en el norte argentino y sur de Buenos Aires, por lo que el guarismo de área total con soja en esta estimación de febrero es de 16,11 M de ha. Teniendo en cuenta que buena parte de la soja de primera de la región pampeana está atravesando el período crítico en estas condiciones agroclimáticas, se estima un rinde nacional de 26,4 qq/ha —1,3 quintales menos que el año pasado— y una producción de 40,5 Mt, o sea un 10% menor que la del ciclo 2021/22. Lamentablemente, de esta manera se confirma el horizonte productivo proyectado en enero de 40 Mt que dejaba fuera de las posibilidades un escenario de normalidad y rindes promedios históricos para el ciclo 2021/22 de soja en Argentina.
Hoy ninguna provincia supera los 30 qq/ha en la primera estimación de soja 2021/22. Incluso el año pasado que fue una campaña complicada, Santa Fe y Córdoba superaron la valla de los 30 quintales. Esta vez, Córdoba hace punta con solo 29,3 qq/ha de promedio, casi 4 quintales menos que los obtenidos en el anterior ciclo. En producción, teniendo en cuenta la menor área sembrada y la gran caída en rinde, significa que este año habrá 2,75 Mt menos de soja. En un escalón por debajo, les sigue Santa Fe y Buenos Aires con 28,3 y 28,2 quintales respectivamente. Comparando con el año pasado, Santa Fe pierde 2 quintales y 1 Mt de producción. Buenos Aires sí recupera producción respecto al mal año que tuvo en el 2021, subiendo 3 quintales y ganando 1 Mt. Si las lluvias acompañan al cultivo en los próximos 15 a 20 días más puede haber algunas mejoras, pero también nuevas caídas si se confirman los pronósticos de escasas lluvias. “Las sojas de segunda también están en una situación muy vulnerable y necesitan de agua en forma urgente para no seguir perdiendo potencial de rinde”, advierten desde GEA.
Indicadores climáticos
La Bolsa de Comercio mencionó que es necesario aclarar que hay una volatilidad muy grande de la atmósfera, que los modelos cambian muy rápidamente y es muy difícil prever en estas condiciones que sucederá con las lluvias en la tercera y cuarta semana de febrero, semanas que son claves por el gran impacto que tienen en rindes de soja de primera en Argentina. Sin embargo, la entidad advierte que lo que hoy se puede observar definitivamente no es alentador. Aparte, hay una nueva mala noticia para Argentina respecto al clima: «La Niña» ha vuelto a ganar terreno y no disminuirá su efecto tal como se esperaba hasta hace pocos días.
Los consultores especializados en climatología José Luis Aiello y Alfredo Elorriaga explican que «durante todo el mes de enero los indicadores de la temperatura superficial del Pacífico mostraron un moderado aumento. El consenso de los organismos que monitorean esa actividad para definir la influencia Niña, proyectaban un lento ascenso de los valores en transición hacia la neutralidad. Pero, la publicación del último índice oceánico acaba de contradecir esa tendencia, mostrando que la anomalía de la temperatura superficial se mantuvo sin cambios respecto del mes pasado (ONI -1.0). Es decir, manteniendo el grado de enfriamiento del mes anterior y por lo tanto la influencia negativa del evento Niña. Con este nuevo índice la NOAA pronostica un retorno a la neutralidad para abril con una certeza del 51%, es decir apenas mejor que el revoleo de una moneda. De este modo, el valor de enero coincide con el de igual mes del 2018 con todos los temores que eso implica». (fuente AgroClave, diario La Capital)