El conflicto ya estaba zanjado, pero se demoró la apertura; la semana pasada hubo contactos entre los organismos sanitarios de ambos países.
Mientras la disputa de la Argentina con los Estados Unidos por el biodiésel va camino a la presentación de un reclamo del Gobierno ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), antes de fin de año el país podría tener una noticia positiva para el intercambio comercial bilateral por el lado de la apertura de ese mercado para la carne vacuna.
La semana pasada, autoridades del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa) mantuvieron una videoconferencia con los responsables del Food Safety and Inspection Service (FSIS), un organismo que en Estados Unidos vela por la inocuidad de los productos para los consumidores de ese país.
El contacto fue a pedido del FSIS, luego de una dura carta que había mandado el entonces ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, con membrete de la Cancillería, para reclamar por la demora de las autoridades norteamericanas en hacer operativa la apertura a las importaciones del producto argentino.
Luego de 14 años de no poder exportar a ese país por un brote de fiebre aftosa que sufrió el ganado local en 2001, y que había sido ocultado por el gobierno de entonces, en 2015 la Argentina logró que Estados Unidos abriera su mercado. Lo hizo luego de que el anterior gobierno reclamó en un panel en la OMC por la demora en la apertura. Como vio que el fallo venía adverso, Estados Unidos levantó la restricción.
Sin embargo, hasta ahora no se hizo efectiva esa apertura. Primero, porque el país no tenía un laboratorio de análisis que cumpliera las condiciones pedidas por Estados Unidos, y luego, por sucesivas trabas burocráticas, no se pudieron concretar ventas. La Argentina espera colocar allí unas 20.000 toneladas, que representarían una facturación de unos 100 millones de dólares para los frigoríficos locales.
EFECTO BRASIL
Al país también le jugaron en contra los problemas sanitarios en Brasil por los escándalos de la carne adulterada, que hicieron que las autoridades norteamericanas se pusieran más exigentes con las importaciones provenientes del Mercosur.
Según pudo saber LA NACION, la videoconferencia del Senasa con el FSIS fue «positiva» y se aclararon varios puntos. Igual, el FSIS pidió más información y el Senasa prometió responderle a la brevedad.
«Sanitariamente el tema está terminado; no da para más. No tienen más excusas para demorar la apertura», dijo un empresario industrial del sector frigorífico.
Por su parte, una fuente oficial expresó su confianza en que el mercado se abrirá, aunque, por cautela, dijo que eso «no será inminente». Hay expectativas de que, de todos modos, sea antes de fin de este año.
Una señal alentadora podría encontrarse en lo que señaló el encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en la Argentina, Tom Cooney, la semana pasada, tras conocerse la sanción que el gobierno de Donald Trump le impuso al biodiésel argentino. Cooney afirmó que luego del acuerdo por la exportación de limones argentinos y la venta de carne de cerdo que su país pretende venderle a la Argentina «actualmente mantenemos un diálogo productivo destinado a aumentar el comercio bilateral de carne vacuna».
Para la industria frigorífica argentina, llegar al mercado norteamericano significa tener un respaldo importante para luego intentar vender carnes en otros mercados exigentes en materia sanitaria, como Japón y México.
Volver a hacer un reclamo ante la OMC por este motivo es una posibilidad que se evaluó en diversos ámbitos. Pero como el mercado norteamericano en lo formal está abierto, aunque no operativo, lo único que podría responder la OMC es que se aplique una medida de represalia.
En esta línea, para algunas fuentes del sector una represalia podría ser no dejar que ingrese al país la carne de cerdo de Estados Unidos. Sería la carta de recambio para pedir por la carne vacuna.
Fuente: Por Fernando Bertello | Diario La Nación