Los mapas realizados por investigadores de INTA marcan que en los últimos 12 a 15 años ha ido disminuyendo drásticamente las concentraciones de boro en los suelos agrícolas argentinos.
Importantes regiones productivas se ven afectadas por las deficiencias y generan una alerta “para los productores y pone a las empresas que se dedican a desarrollar productos relacionados con la nutrición y bioestimulación vegetal a generar una mayor concientización al respecto”, señaló el ingenio agrónomo, Mauricio Castillo, Gerente de Marketing y Desarrollo de COMPO EXPERT Argentina.
El bajo nivel de boro impacta “neta y directamente a nivel rendimiento, ya que este elemento tiene muchas funciones dentro de la planta. Desde algunas muy básicas como movimiento de azúcar o formación de nuevas células dentro de los tejidos meristemáticos a generar desarrollo de semillas viables”, acotó.
El profesional marcó particularmente que el microelemento tiene mucha injerencia en el crecimiento del tubo polínico. “Si no hay tubo polínico, no hay fecundación de los óvulos; si no hay fecundación del óvulo no hay semillas y sin semillas no hay rendimiento. La falta de boro impacta directamente en el rinde”.
Hace diez años, se observaban rendimientos positivos en tres de cada diez ensayos, mientras que hoy tal relación es inversa, signo claro de que se está consumiendo el boro nativo del suelo.
El Ing. Castillo indicó que el nivel de boro “muchas veces se ve afectado en forma relativa, ante altas fertilizaciones nitrogenadas”.
La propuesta
Al momento de analizar la propuesta, el referente de COMPO EXPERT destacó inicialmente “lo más simple: diagnosticar. Invitamos a hacer análisis de suelo y conocer la fertilidad de sus lotes. Es la base para tomar la mejor decisión y -si es necesario- realizar una corrección”.
La solución de la paleta de la empresa es Basfoliar® Boro LS, cuya utilización debe ser lo más cercana posible a cuando lo vaya a necesitar el cultivo.
“En maíz lo va a necesitar en la espiga. La hoja más cercana a la espiga va a ser la que la albergue y contribuya a su llenado. Normalmente será la hoja 10 o la 11, aunque dependiendo el híbrido puede variar y hasta llegar ser la hoja 12”, explicó.
El profesional destacó que actualmente “hay muchos trigos que podrían estar necesitando Boro. En hoja bandera totalmente emergida, también conocido como estadío Zadoks 3.9, ese es el momento para aplicarlo. Ya que será la hoja que alimente a la espiga”.
En soja la aplicación sería en R2 (en plena floración), “ya que no solamente ayuda al crecimiento del tubo polínico, sino que contribuyen al seteo de flores y que no ocurra mayor aborto de las mismas”.
Un factor destacado es que el Boro tiene la particularidad de ser uno de los nutrientes que más cercano tiene su umbral de suficiencia con el de toxicidad. “Si se lo aplica al suelo y se supera la dosis que un cultivo puede tolerar, se puede generar una fitotoxicidad, lo que sería contraproducente. Entonces, la forma más fácil de aplicarlo es vía foliar, cercano a donde lo vaya a necesitar”.
En la aplicación foliar se puede adicionar un coadyuvante de ser necesario, dependiendo del tipo y calidad del agua. También puede acompañar sin inconvenientes a los fungicidas, siendo la hoja bandera uno de los momentos más utilizados por el productor para realizar alguna de las aplicaciones de fungicidas, bien se puede aprovechar la entrada del pulverizador al lote y realizar la aplicación del Basfoliar® Boro para no perder rendimiento.
La relación costo/beneficio es muy favorable, más aún si se ha diagnosticado la deficiencia de boro en el lote. “Los incrementos de rendimiento en maíz pueden llegar al 5 al 10% dependiendo las deficiencias; y en un trigo en el orden de un 3 a un 7%. Obviamente mientras mayor sea la deficiencia y uno la cubra, mayor será el beneficio”, se explicó.
Como cierre, se destacó que la primera recomendación es siempre diagnosticar para conocer el estado de los nutrientes y evitar la pérdida de potencial de rendimiento. “En una charla con el Dr. Gabriel Espósito, investigador y referente en maíz, surgió que, hace 30 años que él, su equipo y personas del medio venimos hablando de nutrición. Cada cuatro o cinco años aparece un nutriente más para prestar atención. Empezamos hablando de tres (nitrógeno, fósforo, azufre) y hoy ya estamos hablando de nueve” concluyó el Ing. Castillo.