La ganadería regenerativa fue ganando terreno en la última década en la Argentina en los sistemas dedicados a producir carne y lana. Sin embargo, aún resulta una práctica novedosa entre los productores lecheros.
Rodolfo Zechner y Matías Peluffo, integrantes de los Crea San Martín de las Escobas-Colonia Belgrano y Tambero 9 de Julio, respectivamente, representan algunos de los pocos casos que se animaron a transitar este tránsito desde la lechería convencional hacia esos sistemas.
Tres años atrás Zechner contaba con un tambo de base pastoril típico de la región Santa Fe centro. Pero dejó de sembrar verdeos y posteriormente también cultivos para perennizar el 100% de la superficie productiva. La carga pasó así de 2,4 a 1,6 vacas por hectárea. Si bien la producción total obviamente descendió, la producción individual se mantuvo.
“El resultado económico que teníamos antes del cambio es similar al actual por la enorme reducción de costos que tuvimos y además actualmente contamos con servicios ambientales, los cuales podríamos valorizar con la comercialización de bonos de carbono”, aseguró el empresario durante una charla durante el Congreso Lechero Crea realizado en Rosario.
Un aspecto central de la lechería regenerativa es la metodología de manejo holístico de pastizales creada por el africano Allan Savory, que en la Argentina es representada por la firma Ovis 21, por medio de la cual se contempla dejar “descansar” el tiempo suficiente a las especies –tanto nativas como foráneas– presentes en un pastizal para promover una recarga de biomasa aérea y subterránea que contribuya generar una acumulación progresiva de carbono en el sistema.
“El manejo holístico nos ayuda a entender y copiar los tiempos de la naturaleza”, afirmó el tambero. “Renacimos encontrando nuestro propósito, que es aprender a regenerar la tierra en la que vivimos y obtener alimentos de alta calidad vital, que las personas que se puedan desarrollar y compartir nuestra experiencia con la comunidad; desde que comenzamos este camino nos han visitado más de 600 personas para observar nuestro sistema de producción”, añadió.
El mismo camino está siendo recorrido por Matías Peluffo a partir de la iniciativa de dos socios tamberos que gestionan uno de los cinco establecimientos que integran la empresa familiar.
“Matías y Patricia (los dos socios tamberos) decidieron estudiar agroecología y nosotros nos sumamos a esa iniciativa para evaluar si podíamos aportar valor a la empresa con ese conocimiento; ellos nos motivaron a introducirnos en el manejo holístico”, relató.
El matrimonio –integrado por un agrónomo y una bióloga–, que había ingresado a la empresa en 2013, así logró alinear su propio propósito con en el de la empresa lechera. “El sistema está siendo probado en uno solo de los cinco tambos; vamos de a poco, pero estamos teniendo buenos resultados”, concluyó Peluffo. (fuente AgroClave)